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Prevención de incendios: Cuide fogatas en bosques y establezca zonas de seguridad


Mantener una red de detección de incendios, educar a quienes van a los bosques, evitar que se inicie un incendio y apagarlo rápido, son algunas de las recomendaciones entregadas por expertos UC en este acalorado inicio de 2019.

Uno de los veranos más calurosos de los últimos tiempos en Chile. Así ha sido este verano 2019. Y las condiciones climáticas actuales están siendo especialmente favorables para que los incendios se expandan velozmente y perjudiquen grandes zonas. Educación y prevención son algunos de los elementos fundamentales con que debe contar Chile para enfrentar este periodo, sobre todo, si se considera que la mayor parte de los grandes incendios son provocados por las personas.

Horacio Gilabert, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal e investigador del Centro del Cambio Global UC, enfatiza que la prevención pasa fundamentalmente por evitar que se inicien los incendios y, si es que se iniciara alguno, suprimirlo antes de que se transforme en uno de grandes dimensiones.

“Una primera medida es evitar que se inicien los incendios. En Chile el 99% de los incendios los provoca la gente, por lo tanto, la educación de las personas que vayan a estar en bosques -por diversión o trabajo- es fundamental. Es básico que en días de riesgo la gente esté consciente de los riesgos asociados a encender, manejar o mantener un fuego encendido en un entorno donde es posible que éste se convierta en un incendio”, declara.

Según explica el académico, mantener una red de detección de incendios es también muy importante, es decir, mantener un sistema de vigilancia que sea capaz de detectar rápidamente un punto de inicio de fuego. Hasta ahora el sistema que se tiene es bastante eficiente pero siempre hay espacios para mejorar, especialmente en áreas remotas o de difícil acceso.

“Otro elemento importante asociado a la educación es cómo se prepara la población ante la aparición de un incendio, a quién deben acudir o reportar la aparición de un foco, cómo deben prepararse, especialmente si viven cerca o inmersos en el bosque, qué medidas de prevención son necesarias si sus viviendas o alguna infraestructura vital está en contacto con vegetación, etc.”, señala Gilabert.

Algunas recomendaciones concretas que indica el profesor Gilabert son: que las personas que viven en la interfaz urbana-rural o sumergidos en el bosque, establezcan zonas de seguridad, evacuación y de cortafuegos. O, también, que las personas que van al bosque, tengan conciencia de los riesgos potenciales de ser negligente en el manejo de fogatas, cigarrillos, herramientas y acumulación de basura.

“La intervención preventiva directa en el bosques, llamada silvicultura preventiva, es más difícil de implementar por el costo que implica manejar grandes superficies de bosques, pero claramente también puede contribuir a disminuir la cantidad de incendios y su intensidad”, concluye Gilabert.

Salvar el ecosistema

El académico Cristián Bonacic, perteneciente al Departamento de Ecosistemas y Medioambiente de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, explica que la educación ambiental se hace imprescindible. “Es muy importante la toma de conciencia de las personas. Se cree que cuando se queman los árboles en un bosque se está perdiendo madera o se está causando un daño económico, pero se olvida que ello va a tener un impacto en el ecosistema y en el futuro uso de la tierra por las personas que viven en esa zona. Se quema un ecosistema donde hay microbios, aves silvestres, insectos y animales”, explica.

“Las masas arbustivas producen una serie de beneficios para toda la cuenca donde se ubican. Luego de un incendio cambia el clima de la zona, hay menor disponibilidad de agua, y las áreas que se queman suelen convertirse en zonas con mayor temperatura y con mayor riesgo de nuevos incendios”, recalca. “Por eso debe enseñarse que los bosques de nuestro país son un patrimonio que nos permite tener aire y agua de calidad, además de contar con una biodiversidad que produzca muchos servicios ecosistémicos, tales como la polinización o la predación sobre plagas que afectan la agricultura. Los bosques son una ayuda para combatir el cambio climático: por ello hay que plantar árboles y proteger bosques”.

El profesor Bonacic enfatiza que en las zonas rurales deben estar preparados para dar una alerta temprana ante un incendio porque los primeros minutos son cruciales para evitar que se propague: “Tiene que haber un monitoreo de parte del servicio forestal y más recursos permanentes durante el año para que los brigadistas que atacan los incendios se transformen en restauradores de las zonas quemadas. En la actualidad solo se apaga el incendio, pero no hay una política integral de reforestación nativa y reordenamiento de espacios donde hay mayor riesgo de incendios. Y eso requiere una estrategia nacional al menos para la zona central y sur de Chile”.


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