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Sebastián Lira Miquel: con un solo respiro


Apneísta desde hace seis años, este joven exalumno UC cuenta que cuando se sumerge 100 metros bajo el agua siente que hace una de las meditaciones más profundas y concentradas que existen. Es récord sudamericano de apnea profunda y acaba de renunciar a su trabajo para perseguir su sueño: vivir en Hawaii para entrenar con mayor frecuencia y enseñar la magia de hundirse en el mar.

En vez de café, toma algo que parece un jugo. Sebastián Lira Miquel llega a esta entrevista puntual y sonriendo, vestido de sport y con su propio vaso térmico. Cuenta de inmediato sus más recientes novedades: acaba de cumplir 29 años y decidió renunciar a su trabajo para dedicarse completamente a su pasión: la apnea profunda.

Así es, Sebastián ha batido el récord sudamericano de nado a 65 metros de profundidad sin tanque de oxígeno y sin aletas, y también el récord nacional de 100 metros con aletas. "A pata pelá y pulmón pelao", dice sonriendo. Orgulloso y emocionado, participó en dos importantes competencias en octubre: el campeonato mundial de apnea en Turquía, organizado por la World Underwater Federation CMAS, y la Copa Mundial Big Blue, que se realizará en la Isla Espíritu Santo, México.

Para la primera contó con el apoyo de la Federación Chilena de Deportes Submarino y Nado con Aletas (Fedesub) para pagar el costo de la competencia y el pasaje. La segunda, la financió con los ahorros de su trabajo como psicólogo y con fondos que recolectó en una campaña viral.

Precisamente para entrenar para esas competencias es que renunció a su trabajo como psicólogo organizacional en Ideas Factory (IF), plataforma para el emprendimiento y la innovación y se va a ir a vivir a Hawaii. Cuenta que está muy agradecido por el trabajo que pudo realizar ahí y el apoyo que recibió constantemente, pero necesita más tiempo para prepararse para la pasión que descubrió hace seis años, cuando estudiaba en la UC. Su anhelo: estar a la par de los mejores del mundo en sumergirse sin tanque de oxígeno.

El sueño de una apnea
Sebastián, quien vive hasta esta entrevista en Santiago junto a sus padres y dos hermanas, estudió Psicología en la Universidad Católica. En sus tiempos de estudiante realizó un intercambio en la Universidad de Melbourne, Australia, y aprovechó de viajar por el sudeste asiático. Fue en ese periodo cuando tuvo su primer curso de buceo con tanque de oxígeno. "Me encantó, me sentí muy cómodo en el mar, me sentí a gusto conmigo mismo. Así que cambié mi recorrido y busqué aquellos lugares donde pudiera practicar este deporte”.

Tiempo después fue a un curso de buceo en Utila, Honduras, “Hay unos arrecifes de coral muy lindos, yo seguía entusiasmado. Hasta que vi a un instructor bajar 40 metros sin tanque, no lo podía creer. Empecé a probar sin mucha instrucción y a apasionarme. Luego tomé un curso en Chile con la profesora Macarena Benítez, quien me dijo que yo tenía un talento espontáneo y me incentivó a certificarme como instructor”.

En paralelo, Sebastián continuó con sus trabajos como psicólogo y encontró una buena oportunidad como Director de Desarrollo Comunal (DIDECO) en el archipiélago de Juan Fernández. “Felipe Paredes, alcalde de Juan Fernández, es un seco que tiene muy buena visión de lo que quiere para la isla, para preservar su identidad, cultura y biodiversidad. Él también hace apnea. Me invitó a trabajar con él y fue un año en que estuve trabajando como loco, sentí el aislamiento del lugar. Pero tenía el mar a 500 metros de la casa así que podía practicar”, relata.

A pesar de ello, la cantidad de trabajo no le permitía entrenar tanto como él esperaba, pero fue un período en que descubrió que su práctica deportiva le motivaba tanto que le impulsaba a sacrificios y esfuerzos insospechados para él. “Organizamos el Encuentro Nacional de Apnea en la propia isla, yo no competí, pero pude intercambiar con invitados que tenían mucha experiencia en este ámbito. Fue muy positivo y conocí a Carlos Coste, venezolano, quien me invitó a una competencia en Bonaire, mi primera prueba en profundidad, una experiencia increíble en que logré romper mi primer récord nacional sin aleta. Desde ahí ha sido todo ‘cuesta abajo’”, dice irónicamente.

Adentrarse en la mente
“Hasta hace unos días estuve trabajando en Ideas Factory que es un tremendo proyecto y me encanta. Me apoyaron mucho para poder tomar tiempos para ir a competir. Pero les acabo de decir que quiero dedicarme por completo a la apnea. Renuncié a mi pega y partí mis 29 años -yo estoy de cumpleaños el 10 de agosto- a reinventarme completamente, a cambiar toda mi vida, a dedicarme a la apnea y a atreverme también a lo que es dejar atrás algunas cosas. Uno piensa: ‘si soy psicólogo tengo que dedicarme a la psicología’, pero mejor que eso, voy a tomar todas las herramientas que tengo y voy a hacer lo que en verdad me apasiona”, comparte el joven deportista.

Yéndose a vivir a Hawaii, Sebastián planea entrenar y también dictar clases como instructor de apnea, para poder financiar su estadía, ya que no cuenta con auspiciadores que le ayuden a costear sus competencias, viajes, ni sobrevivencia. “Tengo como meta poder desarrollar un curso que mezcle la apnea, la psicología, el yoga y la meditación. Quiero hacer talleres de alto impacto para mis alumnos, para que vivan un periodo de autoconocimiento bien grande, que los remueva. Básicamente quiero que descubran lo que yo he descubierto a través del deporte, el yoga y la meditación que siempre para mí han ido de la mano, están completamente interrelacionados”.

-¿Cómo ves que se relaciona tu práctica deportiva con la Psicología?
-Se relaciona bastante. La Psicología es el estudio de la psiquis, de la mente, con sus emociones, conducta, creencias, valores y relaciones. A medida que he ido cuajando todo mi conocimiento con la experiencia de vida y del deporte, me doy cuenta que lo más importante en cualquier desarrollo personal es el autoconocimiento, y eso significa conocer lo bueno y lo malo, aprender a quererse y perdonarse. El estudio de la Psicología encuentra un compañero fuerte en la apnea y en el yoga, en los cuales yo he encontrado herramientas muy potentes y terapéuticas. Si una persona quiere sanar algo, mejorar y autodescubrirse, lo puede lograr absolutamente practicando paralelamente estas dos disciplinas.

Explica que en sus conversaciones con alumnos y compañeros algunos declaran haber aprendido más sobre ellos mismos en pocas semanas de curso de buceo libre que en toda su vida. “Es porque para sumergirte sin respiración en el mar tienes que callar tu mente, estar en el presente. Tienes que estar seguro y confiado de que tu cuerpo está bien. El poder de la mente lo es todo en esos momentos, si estoy a cien metros de profundidad y me vuelvo loco, no voy a poder volver arriba”, describe.

La vivencia de un compañero de Sebastián ilustra esta situación: “Un compañero con el cual practiqué apnea una vez, me contó su proceso de aprendizaje. Steve, de 60 años, partió bajando 20 metros y le dio una contracción, que es cuando tu cuerpo inevitablemente trata de respirar. Tu cuerpo no respira, porque está hecho para no respirar bajo el agua, pero el pecho empieza a moverse incontrolablemente. Sucede que cuando él estaba bajando, le vino una contracción diafragmática y le dio un miedo descontrolado, subió como loco a la superficie preguntando qué era eso que le había pasado. En realidad no es que no le quedara oxígeno, si no que tenía exceso de co2, le quedaba oxígeno para rato. Lo que tenía que hacer era aguantar esas contracciones, contenerlas, dejarlas pasar, igual que si fueran un pensamiento que llega y no le prestas atención”.

Steve volvió a bajar y a sentir contracciones, sentía esas intensas ganas de respirar y tenía que relajarse y decirse a sí mismo que estaba todo bien, relajarse y volver a un estado que requiere mucha conexión. Él me contó ‘redefiní mis límites, tengo 60 años y estoy bajando 30 metros, son cosas que yo nunca antes pensé que eran posibles y ahora me doy cuenta que mi cuerpo y mi mente están para más, puedo más, puedo hacer cosas que los demás creían que yo no iba a poder hacer’”.

-¿A ti te ha pasado algo parecido? ¿Te ha dado un miedo enorme bajo el agua?
-En parte sí. En la apnea me he encontrado con mis miedos más grandes, es como una meditación concentrada. Imagínate que la mente es como un niño chico que quiere llamar tu atención. Imagínate que lo llevas a la ópera o a un lugar donde no pueda hacer ruido y donde no le puedas hacer caso, el niño va a llorar y gritar. Lo mismo hace nuestra mente cuando estamos sin respirar. Es una meditación concentrada que te puede mostrar lo más oscuro, piensas que no lo vas a lograr. Para hacer buceo libre debes estar en paz contigo mismo. La meditación diaria y el ashtanga yoga me hacen tener ese estado de seguridad mental que me permite pasar por encima de esos temores y sumergirme en el mar sin miedo”, cuenta Sebastián.

“Yo creo que el dar por sentado las facultades del ser humano y darse cuenta de la plasticidad que tiene y del gran campo de desarrollo que tiene sin importar la edad, es uno de los grandes beneficios de la apnea y del yoga. La gente se encuentra consigo misma y empieza a darse cuenta que cuando no se escuchan los consejos malos de una contracción, por ejemplo, y uno se mantiene presente y firme en su propósito, uno puede empujar los límites de lo que uno creía posible”, recalca.

Sebastián quiere ir más allá de esos límites y romper sus propios record. Así lo espera conseguir este deportista nacional que ha hecho una singular ruta hacia un deporte que enamora a muchos del mundo subacuático. Ese mundo profundo donde se encuentra a sí mismo y se siente en paz.

Lea la entrevista publicada en Revista Universitaria.

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Virginia Soto-Aguilar C., Dirección de Comunicaciones


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