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Perspectivas

Siete desafíos en materia educacional que deberá enfrentar el nuevo gobierno 


Cuatro líderes e investigadores de la Facultad de Educación UC reflexionan sobre los desafíos de la nueva administración. Ampliar la Ley de Inclusión, priorizar la recuperación de aprendizaje post pandemia, reformular currículums y textos escolares en pro de una educación no sexista y pertinente al mundo de hoy son parte de las claves a considerar.

Niño escribiendo en un papelógrafo

photo_camera Para los entrevistados, es imperativo transformar, desde la escuela y la investigación, las relaciones entre los seres humanos y los ecosistemas. Imagen de escolares del Colegio Su Santidad Juan XXIII de San Joaquín, población La Legua, durante una jornada del "Proyecto Colaborar" de la UC. Créditos: Karina Fuenzalida.

El 11 de marzo de este año asumirá un nuevo gobierno en el país. Gabriel Boric será el primer presidente bajo los 40 años y cuya historia en la política se remonta a los movimientos estudiantiles que comenzaron en 2011. El presidente electo marchó por una educación gratuita y de calidad en las calles de Santiago junto a otras miles de personas. Este contexto lo llevó a ser diputado durante dos periodos, desde 2014 hasta el próximo 11 de marzo, cuando reciba la banda presidencial. 

Para analizar los desafíos que deberá enfrentar en materia educacional, quienes lideran la Facultad de Educación y sus centros de investigación reflexionaron sobre las prioridades en el área que tendrá este nuevo gobierno: Alejandro Carrasco, decano; Magdalena Claro, directora del CEPPE UC; Claudia Matus, directora del Centro Justicia Educacional; y el director del Centro UC para la Transformación Educativa, Ernesto Treviño.

Reconectar los objetivos de la escuela con los nuevos futuros

Las y los investigadores señalan la relevancia de imaginarse una nueva escuela, una nueva perspectiva de la educación centrada en competencias que se alinean con aquello que ocurre en las vidas cotidianas, más allá del contenido formal y estandarizado. Esto requiere una reorientación del currículum escolar y la formación inicial de profesores y profesoras.

“Los objetivos de la escuela están muy alejados de los desafíos que tenemos hoy: crisis climática, sanitaria y social, desafíos de la digitalización". -Académicos y académicas Facultad de Educación

“Los objetivos de la escuela están muy alejados de los desafíos que tenemos hoy: crisis climática, sanitaria y social, desafíos de la digitalización, etc.". Para ello proponen repensar la educación en función de los desafíos que deben enfrentar diariamente los niños, niñas y jóvenes como es la exacerbación de las desigualdades, el deterioro de las condiciones de vida, la segregación entre comunidades junto con los avances tecnológicos, la virtualización de las relaciones y la automatización en el trabajo. "Todo esto requiere de una nueva visión de qué es lo que tenemos que saber, sentir y hacer para construir los nuevos futuros”, explican.

Cambio de perspectiva: de la desconfianza a la construcción colaborativa

El sistema educativo en Chile se caracteriza por un paradigma de la desconfianza que tapiza el trabajo docente con lógicas burocráticas que se deben transformar, según los expertos.

El sistema de Aseguramiento de la Calidad es un ejemplo de esa lógica, que no mejora los procesos, sino que castiga o premia en función de los resultados. Instrumentos como el SIMCE y las consecuencias en el cierre de las escuelas ponen presión al profesorado y desincentivan el trabajo colaborativo. Por ello, es necesario cambiar los incentivos y transitar hacia una lógica de cooperación para mejorar los procesos educativos, acompañando y construyendo capacidades.

Finalmente, el funcionamiento en las escuelas se dicta mediante liderazgos jerárquicos y con una rendición de cuentas con burocrática excesiva, que agobia a las comunidades y desalienta la colaboración. "La transición hacia formas de colaboración en red, aprovechando las oportunidades de las tecnologías digitales para la mejora de las interacciones pedagógicas y el aprendizaje es la vía para la construcción de capacidades a nivel territorial y nacional”, sostienen los entrevistados.

Las y los académicos precisan que para dar este giro es necesario que docentes y directivos tengan menos presión externa por parte del Ministerio de Educación y establezcan una relación de mayor apoyo y colaboración.

Hacerse cargo de las crisis climática y social

Para los entrevistados es imperativo transformar, desde la escuela y la investigación, las relaciones entre los seres humanos y los ecosistemas.

“Una educación para una nueva convivencia con los ecosistemas requiere nuevas formas de pensar la colaboración y la dependencia. Esto debe permear los cambios curriculares y la formación docente”.

También es clave dejar de neutralizar la idea de “ser humano” y hablar desde la especificidad que se requiere. Por ejemplo, se debe hablar de las desigualdades que producen las categorías de género, raza, etnia, clase social, entre otras, y trazar cómo desde aquí se avanza y se enfrentan las crisis actuales.  

“Una educación para una nueva convivencia con los ecosistemas requiere nuevas formas de pensar la colaboración y la dependencia. Esto debe permear los cambios curriculares y la formación docente”. -Académicos y académicas Facultad de Educación

¿Qué es lo público? 

Las y los investigadores señalan la relevancia de imaginarse una nueva escuela, una nueva perspectiva de la educación centrada en competencias que se alinean con aquello que ocurre en las vidas cotidianas, más allá del contenido formal y estandarizado. Foto de archivo pre pandemia, estudiante de Educación en el Colegio Alberto Blest Gana de San Ramón, 2016. Créditos: César Cortés.

La Ley de Inclusión es una de las misivas que intenciona el fin de la discriminación arbitraria y la idea de educarse en ambientes diversos, y está dirigida a establecimientos públicos (subvencionados y ex municipales). Es decir, estas leyes son para el 92% del total de la comunidad escolar que debe cumplirlas, sin embargo, el 8% de los establecimientos privados queda exento de la normativa.

Las y los académicos plantean que esta forma de segregar a través de las políticas debe ser revisada si es que el horizonte es crear un sistema de educación realmente público y que pone como titular de derechos educacionales a los estudiantes.   

Velar por reformas que generen justicia

Según los expertos, con normas como la Ley de Inclusión, la Nueva Educación Pública y de Carrera Docente ya se avanzó hacia la equidad en el sistema. Se construyeron los pilares, pero ahora, explican, hay que hacer seguimiento a la implementación y sus resultados para verificar que estas políticas efectivamente estén generando los resultados esperados, tanto a nivel de calidad, aprendizaje y de inclusión de todas y todos los niños y jóvenes del país. Y así analizar en qué medida estas políticas deben o no expandirse.

Educación no sexista debe ser prioridad

Una educación no sexista es una prioridad para poder hablar de un sistema educativo equitativo, de calidad y justo. Aún cuando el orden normativo de género está en la base de la producción de desigualdad en el espacio escolar, también se debe considerar otras categorías como clase social y raza para tener una aproximación real a una educación igualitaria y justa. Para esto no solo se deben hacer reformas al currículum, los textos escolares, los estándares de formación de profesores y las políticas de formación continua, también se deben transformar las formas que hemos aprendido sobre género, raza y clase social.

En la profesión docente está el futuro de la educación

Otro desafío que deberá enfrentar el futuro gobierno es seguir profundizando y extendiendo la Ley de Desarrollo Profesional Docente, enfocándose en seguir mejorando las remuneraciones, inserción, y condiciones profesionales de las y los profesores.

El futuro del país se juega en las escuelas y con sus profesores. En lo urgente, “debemos generar esquemas de desarrollo profesional e incentivos colaborativos para que los docentes se mantengan en las escuelas y no se provoquen fugas”. Por lo mismo, explican, hay que robustecer la autonomía y el trabajo colaborativo como elementos de atracción a la profesión.

Según las y los investigadores, es importante, en específico, revisar la relación entre las horas lectivas y no lectivas. “Muchas veces (estas últimas) no se respetan y se han transformado en un espacio para atender apoderados”, señalan.
 


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