Skip to content
Investigación oceanográfica

Biólogas marinas de la Facultad de Ciencias Biológicas integran expedición IDOOS


IDOOS es el primer sistema de observación anclado en el océano profundo y su objetivo es estudiar la estructura y variabilidad de las condiciones físicas, geoquímicas y biológicas de la zona.

Barcaza Abate Molina.- Foto

photo_camera La expedición estuvo destinada a poner en marcha un sistema de observación del océano profundo, el cual instalaron en la Fosa de Atacama, frente a las costas de Antofagasta. Foto IMO-Chile.-

En septiembre pasado, el equipo del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), anunció el término de su exitosa expedición destinada a poner en marcha un sistema de observación del océano profundo, el cual instalaron en la Fosa de Atacama, frente a las costas de Antofagasta.

El observatorio de océano profundo, terremotos y tsunamis, llamado IDOOS (por sus siglas en inglés), es el primer sistema de observación anclado en el océano profundo y su objetivo es estudiar la estructura y variabilidad de las condiciones físicas, geoquímicas y biológicas de la zona.

Este trabajo interdisciplinar permitirá detectar, cuantificar y comprender diferentes procesos que tienen lugar en estas grandes profundidades oceánicas. Esto significa que, por primera vez en la historia de las ciencias del mar, se podrá armar una base científica que logrará establecer un eventual Sistema Nacional de Observación para el cambio climático; o incluso, situar al país en la frontera de la investigación oceanográfica y sismológica a nivel internacional: muy importante para un país costero y sísmico como Chile.

“El océano profundo sigue siendo uno de los lugares menos explorados de la Tierra y hoy podemos decir que desde Chile estamos avanzando con tecnología e investigación de punta”- Peter von Dassow,  investigador Facultad de Ciencias Biológicas. 

Para que IDOOS cumpla su objetivo, se requiere de un fuerte competente de colaboración nacional e internacional para planificar las diversas expediciones oceanográficas. Es por esto que en el proyecto participan diferentes instituciones como la Universidad de Concepción y Antofagasta; la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y la Universidad Austral de Chile en cooperación con GEOMAR (Centro Helmholtz para la Investigación del Océano de Kiel, Alemania) y de HADAL (Centro Danés para la Investigación Hadal en Odense, Dinamarca).

Este trabajo interdisciplinario permitirá detectar, cuantificar y comprender diferentes procesos que tienen lugar en estas grandes profundidades oceánicas. Foto Carolina González.

 

El lugar menos explorado de la tierra

El sistema de observación está compuesto por dos elementos principales: un conjunto de cinco sensores de presión e inclinación del fondo marino con la capacidad, tanto de medir los desplazamientos verticales del piso oceánico, como de hacer observaciones en la tierra donde ocurren los grandes terremotos de subducción, y un sistema de dos anclajes compuestos por un conjunto de sensores oceanográficos situados a profundidades de hasta 7.500 metros bajo el mar.

Para llevar a cabo estos elementos, los ingenieros y técnicos del IMO, junto con el Centro de Instrumentación Oceanográfica (CIO), diseñaron un nuevo Lander (una especie de vehículo autónomo no tripulado), el cual estuvo encabezado por el Dr. Marcos Moreno, del Departamento de Geofísica UdeC y el oceanógrafo Nadín Ramirez. Es en ese contexto y como investigador asociado, que se encuentra apoyando la hazaña el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el Dr. Peter von Dassow. 

Egresadas de biología marina

Para esta última expedición realizada en septiembre en el Buque Científico Abate Molina, el Dr. Peter von Dassow estuvo representado por Sibille Améstica y por la Dra. Carolina González: ambas egresadas de la carrera de Biología Marina de la Facultad de Ciencias Biológicas UC.

En una misión que duró alrededor de  dos  semanas, y de una alta complejidad técnica y climática, las biólogas marinas navegaron en las profundidades del norte de chile, donde pudieron conocer de primera mano el proyecto. “El profesor confió en nosotras debido a nuestro buen desempeño en su curso, además de haber sido sus ayudantes de catedra, lo que nos permitió conocernos mejor y establecer una relación de colaboración más sólida para llevar a cabo investigaciones”, asegura Carolina González.

Exploración multidisciplinaria

Este proyecto FONDEQUIP logró reunir a destacadas comunidades científicas, que venían trabajando en paralelo hasta ahora en la UdeC, pero que gracias a este proyecto comenzarán a cooperar sinérgicamente. “Por una parte, está toda la comunidad oceanográfica, compuesta por oceanógrafos. Por otra parte, está la comunidad geofísica, que trabaja en tectónica de placas y terremotos. Nosotras éramos las primeras biólogas desde el área de la ecología haciendo esto”, agrega Sibille Améstica.

En un primer crucero se instalaron sensores que son detectores de movimiento y en el segundo crucero se instalaron unos anclajes para ver la columna de aguas. “Nos fuimos el 26 de septiembre con los materiales y en la madrugada del 27 de septiembre, tuvimos que cargar todo el material. A pesar de las malas condiciones climáticas, logramos concretar el despliegue, que era lo más importante”, recuerda Sibille.

Tanto para Carolina como Sibille, el compañerismo que se generó permitió llevar a cabo exitosamente sus experimentos relacionados con zooplancton y con anfípodos bentónicos. “En mi caso, destaco la eficiencia en la recolección de los organismos, lo que nos permitió preservarlos adecuadamente y estudiar metabolismo a futuro”, detalla Sibille. Por otra parte, para Carolina, el trabajo con las muestras obtenidas le ha permitido “ recolectarposiblemente dos  nuevas especies de anfípodos bentónicos en la fosa, aunque aun falta verificar con análisis texonomicos y moleculares”.

Desde la perspectiva de las investigadoras, este proyecto es relevante, ya que brinda la oportunidad de comprender cómo los organismos se adaptan a bajas concentraciones de oxígeno. “Estas expediciones revisten una gran importancia, ya que nos instan a realizar una exploración multidisciplinaria que involucra a ingenieros, geofísicos y biólogos marinos, lo que nos permitirá desentrañar las adaptaciones al entorno oceánico de manera más completa”, rescata Carolina.

 


¿te gusta esta publicación?
Comparte esta publicación

Contenido relacionado