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Celebran Día del Libro con conversatorio sobre la muerte en la literatura infantil y juvenil


La Biblioteca Escolar Futuro y la Facultad de Educación reunieron a autores, ilustradores e investigadores para hablar sobre por qué la mortalidad de los seres humanos es un proceso necesario y aconsejable de abordar con los niños.

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photo_camera Archivo UC

"Hay temas de los que no hablamos, temas que nos hacen sonrojar, que nos atemorizan y nos obligan al silencio. Sin embargo, la sociedad nos plantea casi como una responsabilidad hacernos cargo, porque los niños preguntan, indagan y buscan un conocimiento que el mundo adulto les niega, en un afán casi proteccionista". Así dio la partida el profesor de literatura infantil y juvenil Guillermo Castillo al conversatorio que la Biblioteca Escolar Futuro y la Facultad de Educación organizaron para celebrar el Día del Libro.
En el encuentro, que convocó a alumnos y académicos, participaron tres expositores: Soledad Véliz, estudiante de doctorado de la facultad, que está realizando su tesis en literatura y muerte; Claudio Aguilera, autor, periodista, socio fundador de la Galería Plop y director de la Unidad de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional; y el ilustrador Daniel Blanco, autor del premiado libro Animal y fundador de una editorial.

En su intervención, Aguilera planteó por qué la literatura infantil debería actuar como una defensa y constituirse en un refugio cuando los niños están expuestos a la muerte diariamente, a través de las redes sociales y los medios de comunicación. “La literatura también tiene que ser un espacio donde los niños puedan prepararse para la vida, un espacio donde nosotros podamos entregarles herramientas para tratar de entender este mundo en que vivimos, que está invadido por la violencia”, sostuvo el autor del libro

Explicó que los niños no tienen miedo a la muerte y la viven con mucha mayor naturalidad. “Somos nosotros los que les traspasamos nuestros miedos”, dijo y agregó: “No hablamos de la muerte con un afán oscuro, sino simplemente para iluminar la vida. Creo que eso es lo que hace la literatura infantil, ser este espacio de refugio, de conversación, de diálogos”.

Soledad Véliz expuso sobre el trabajo que desarrolla junto con la profesora Maili Ow sobre literatura y muerte, y donde se evidencia el cambio de paradigmas que se aprecia en la literatura infantil más reciente. Mientras tradicionalmente en los libros infantiles el hogar es el lugar en el cual la infancia o el niño se encuentra tranquilo y cuidado y sale a una aventura en la cual supera obstáculos y dificultades, en la nueva “metatrama postmoderna”, la historia parte con la ausencia o el fracaso del hogar. Es el niño quien está encargado de construir un hogar y de liberar a los adultos.  “Hay dos elementos esenciales que también nos sirven a nosotras para analizar los libros sobre muerte. El primero, es que el niño guía al adulto y, el segundo, es que el hogar ya no es un refugio. Y a partir de eso hemos querido hablar de la inversión de refugio en la literatura que habla sobre  muerte”, explicó.

El autor e ilustrador Daniel Blanco también sostuvo que hacer literatura y libros es un ejercicio que está en contacto muy directo con la muerte, como esa pulsión inevitable y única certeza de algo que va a ocurrir a todos los seres humanos, independiente de sus creencias. Asimismo, reconoció que es una obsesión suya particular, estética y de investigación. “La muerte al ser esa certeza a la que podemos realmente dar crédito que va a ocurrir en nuestra vida, es de la que toda obra de arte debiera hablar. Creo que reivindicar ese espacio como un espacio de belleza justamente por ser un misterio, es definitivamente una función de la literatura. Además, la literatura puede hablar de estas cosas sin siquiera nombrarlas”, argumentó.
Claudio Aguilera fue más allá con su crítica respecto a los límites que se impone a la literatura infantil. “Se ha vuelto de moda preguntar qué valores transmiten los libros Pero yo no escribo sobre valores, escribo sobre lo que siento que tengo que decir, sobre esa verdad que necesito decir, que probablemente no es la verdad de todos”, afirmó.

Los padres y los profes están buscando en los libros respuestas que no se atreven a plantearse a sí mismos, sostuvo. La pregunta más bien debiera ser ¿cuánta literatura hay en la literatura infantil? “¿Cuánta provocación estética hay en eso? ¿Cómo logran abrir mundos? ¿Cómo logran abrir espacios visuales, gráficos? ¿Cómo usan el lenguaje? Ya basta de preguntarse cuáles son los valores de un libro. Todos los libros tienen sus valores, todos los libros tienen una ideología. Eso es inherente a ellos”, planteó.
“Si de alguna forma les podemos abrir dimensiones nuevas, estamos haciendo lo que tenemos que hacer, que es crear un mundo mejor”, concluyó.

 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Antonieta Sánchez, Dirección de Comunicaciones, asanches@uc.cl


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