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Fundación Qualitas:

Contribuir a la calidad del Sistema de Educación Superior


Con una larga experiencia como agencia acreditadora, esta entidad pasó a ser una fundación sin fines de lucro al alero de la Universidad Católica. La idea es ponerse al servicio de centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades, de Chile y la región, para apoyarlas a ofrecer una educación de calidad, con la convicción que esta es una forma clave de dar oportunidades y promover la movilidad social.

Alumna estudia sobre unas escaleras.

photo_camera Aportar en el mejoramiento y aseguramiento de la calidad de la educación superior en Chile y América Latina, es lo que busca Qualitas, institución que recientemente ha pasado a ser fundación relacionada de la UC. (Crédito fotografía: César Cortés)

“Educación de calidad” se ha convertido en una verdadera consigna en nuestro país desde hace algunos años. Pero, ¿cómo se asegura esa calidad? Precisamente para ello se necesita un modelo que sea capaz de evaluar la calidad de los recursos y procesos de enseñanza, y los resultados de aprendizaje de los estudiantes a un nivel específico de conocimientos y habilidades.

Desde 2006 que Chile cuenta con un Sistema de Aseguramiento de la Calidad (Ley Nº20.129/2006), donde se establece la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) como el organismo encargado de verificar y promover la calidad de las instituciones de educación superior, a través de procesos de acreditación.

¿Qué es la acreditación? Es un proceso de evaluación y certificación de la calidad al que se someten las universidades, institutos profesionales (IP) y centros de formación técnica (CFT), obligatorio para aquellas entidades autónomas -es decir, que están facultadas para otorgar títulos y grados, y que cuentan con autonomía académica, económica y administrativa-, en que se evalúa y verifica el cumplimiento de ciertos criterios y estándares de calidad. Esta es la acreditación institucional.

Asimismo, y con el propósito de contar con una certificación de calidad de sus procesos internos y sus resultados, también se pueden acreditar voluntariamente las carreras de pregrado y programas de posgrado que imparten las instituciones de educación superior, siendo solo obligatoria la acreditación en el caso de las carreras de pregrado de medicina, odontología y pedagogías.

En Chile existen 178 instituciones de educación superior. De ellas, 126 son autónomas, estando acreditadas 81, es decir, un 64,3% (de acuerdo al Ministerio de Educación, Mineduc).

La CNA puede acreditar a las instituciones  y programas de estudio por un periodo de 1 a 7 años. En la medida que los mecanismos de aseguramiento de calidad son más sólidos y obtienen mejores resultados, tendrán más años de acreditación. Según el Mineduc, de las instituciones chilenas acreditadas, el 60% lo está por cuatro años o más.

Actualmente, las universidades que tienen el máximo de acreditación son la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de Chile, la U. de Concepción y la U. de Santiago; mientras que dentro de los institutos profesionales, DUOC UC es el único acreditado por siete años y, entre los centros de formación técnica, Inacap.

¿Por qué es importante la acreditación? Lo primero, es que entrega una medición objetiva sobre la calidad de una institución y los programas que ofrece, y es una manera de promover y estimular el mejoramiento continuo. Pero además, los estudiantes que recién ingresan a la educación superior solo podrán acceder a financiamiento estatal o recursos que cuenten con garantía del Estado, si es que se matriculan en instituciones acreditadas. En el caso de los posgrados acreditados, sus alumnos podrán optar a fondos concursables de becas con financiamiento estatal.

"Estamos ciertos de que esta nueva fundación realizará una contribución muy importante en mejorar y asegurar la calidad del sistema en su conjunto, tanto en Chile como en América Latina" - rector Ignacio Sánchez

Una fundación para promover la calidad

Como afirma el presidente del directorio, Roberto González, respecto del paso de convertir Qualitas en fundación, "Nos pareció que era el camino natural poder tomar toda la experiencia de Qualitas, acumulada por años, con un prestigio reconocido y transformarnos en un ente que pudiese acompañar y contribuir al aseguramiento de la calidad de las instituciones de la educación superior a nivel técnico y profesional" (Crédito fotografía: César Cortés)
Como afirma el presidente del directorio, Roberto González, respecto de convertir Qualitas en fundación, "nos pareció que era el camino natural poder tomar toda la experiencia de Qualitas, acumulada por años, con un prestigio reconocido y transformarnos en un ente que pudiese acompañar y contribuir al aseguramiento de la calidad de las instituciones de la Educación Superior a nivel técnico y profesional" (Crédito fotografía: César Cortés)

Aportar al desarrollo de la calidad en el Sistema de Educación Superior es lo que busca precisamente Qualitas, una organización que ha estado asociada a la UC desde hace 14 años y que recientemente ha pasado a ser una fundación relacionada, así como lo han hecho Radio Beethoven o MAVI UC en el último tiempo.

Como explica el rector Ignacio Sánchez, esta nueva fundación tiene “el propósito de fortalecer el rol que las instituciones de educación superior cumplen en el proceso de promover movilidad social e inserción laboral. Por ello participará en la discusión, análisis y elaboración de políticas públicas, realizando actividades de investigación, asesoría, difusión y capacitación, además de diseñar y aplicar mecanismos de evaluación, mejoramiento y certificación de la calidad de la educación superior. Estamos ciertos de que esta nueva fundación realizará una contribución muy importante en mejorar y asegurar la calidad del sistema en su conjunto, tanto en Chile como en América Latina”.

Qualitas nació en 2008 como una agencia acreditadora de programas de educación superior, conduciendo procesos de acreditación en niveles tanto técnico nivel superior y pregrado, como posgrado. Pero con la promulgación de la ley 21.091, en mayo de 2018, se produjeron importantes cambios en materia de acreditación, impulsando a esta institución a cambiar su rol, pasando de acreditar a acompañar a las instituciones en la implementación de procesos de aseguramiento de la calidad y entregar certificados de calidad -que no es equivalente a acreditación por CNA. Solo a partir de 2025 la fundación podrá, según la ley vigente, habilitarse ante la CNA como agencia acreditadora.

“Es por esto que tomamos la decisión de transformarnos en Fundación Qualitas para la Educación. Nos pareció que era el camino natural poder tomar toda la experiencia de Qualitas, acumulada por años, con un prestigio reconocido y transformarnos en un ente que pudiese acompañar y contribuir al aseguramiento de la calidad de las instituciones de la educación superior a nivel técnico y profesional”, explica Roberto González, académico de la Escuela de Psicología y presidente del directorio.

Como agrega la directora ejecutiva y también profesora de la Escuela de Psicología, Judith Scharager: “Ser fundación es más consistente con nuestros propósitos, orientados a aportar al desarrollo de la calidad en el Sistema de Educación Superior de Chile y países de Latinoamérica, focalizado en la implementación de procesos de aseguramiento de la calidad. Este paso nos permite continuar desarrollando nuestro objetivo de colaborar con el sistema de aseguramiento de la calidad de la educación superior, cualquiera sea el escenario del país”.

“Esta es una gran oportunidad para la universidad de, a partir de nuestra experiencia y proceso en el tema de calidad en nuestra propia institución, y de la expertise de sus equipos, contribuir al mejoramiento del Sistema de Educación Superior en el país, compartiendo buenas prácticas, sugiriendo caminos, y apoyando a instituciones, especialmente aquellas que tienen menos tiempo y experiencia en el área”, dice Pilar Cox, profesora de la Facultad de Educación y miembro del directorio. Y agrega: “El hacerlo sin las implicancias de los procesos de acreditación, creo que lo hace más flexible y le da una mirada de colaboración con las otras instituciones que me parece muy valioso”.

Por una cultura de la calidad

 un desafío importante es cambiar la percepción de algunas instituciones, más enfocadas en los años de vigencia de la acreditación, que en el contenido y retroalimentación para mejorar procesos y estructuras. (Crédito fotografía: Karina Fuenzalida)
Un desafío importante de Fundación Qualitas es cambiar la percepción de algunas instituciones, más enfocadas en los años de vigencia de la acreditación, que en el contenido y retroalimentación para mejorar procesos y estructuras. (Crédito fotografía: Karina Fuenzalida)

En este nuevo escenario, varios son los desafíos que enfrenta la nueva fundación. “Uno de ellos es lograr ser un referente nacional y lograr influencia en el ecosistema de la Educación Superior en el tema calidad de la educación. Y otro desafío, no menos importante, es lograr el autofinanciamiento”, expresa Paulina Dreyer, miembro del directorio y directora ejecutiva, y de estudios y desarrollo patrimonial de la Prorrectoría de Gestión Institucional de la UC.

Como afirma Judith Scharager, sin desconocer los adelantos que ha habido en el sistema de aseguramiento de la calidad en el país, y sus impactos positivos, “hay que reconocer también que uno de los efectos que ha tenido el incremento de exigencias de información con fines de rendición de cuentas a las instituciones de educación superior, ha sido la transformación de los procesos de autoevaluación reflexivos en procesos más bien automatizados y rutinizados, lo que va contra el espíritu de la mejora continua, que debiera permear el sistema. Se han instrumentalizado los procesos de acreditación y sus resultados se han convertido en sinónimos de calidad. A mi juicio, lamentablemente, esto ha ido aparejado de una paulatina instalación de una cultura de inspección en lugar de una verdadera cultura de calidad”.

De ahí que Qualitas iniciara un nuevo modelo de evaluación, con procesos de certificación de calidad, basado en los criterios de acreditación, pero con un sello académico y cambios de formatos que reducen la carga administrativa sin restar rigurosidad.

“Los resultados de nuestros procesos de certificación no aplican una escala de años, sino tramos de desarrollo y, los informes de carácter académico, son constructivos e incluyen recomendaciones de mejoramiento. Estimamos que el resultado de los procesos de acreditación expresado en años de uno a siete, debido a su asociación con la escala de notas, tiende a distorsionar su significado. Por ejemplo, una acreditación por tres años puede pensarse como una reprobación”, explica la directora ejecutiva.

“Mientras mejore la calidad de las instituciones de la educación superior, aumenta la probabilidad de promover movilidad social, especialmente en la inserción laboral de jóvenes y adultos que pertenecen a los grupos más desventajados de la sociedad” - Roberto González, presidente del directorio de Fundación Qualitas

De hecho, un desafío importante es cambiar la percepción de algunas instituciones, más enfocadas en los años de vigencia de la acreditación, que en el contenido y retroalimentación para mejorar procesos y estructuras. Es por esto que la fundación ha buscado reforzar la recuperación del sentido de los procesos de evaluación interna y externa, a través de talleres y cursos de capacitación para que al evaluar su calidad, los programas y los integrantes del cuerpo académico, reflexionen sobre el significado de los indicadores y los interpreten a la luz de las condiciones de sus organizaciones, del programa, la disciplina y el entorno regional.

Precisamente, un desafío importante es, como dice la profesora Scharager, “contribuir a promover una concepción de calidad que tenga sentido, y supere la resistencia al cambio y la inercia que significa quedarse estancados en la lógica de los procedimientos  tradicionales y burocráticos de los procesos de acreditación”.

Como agrega Roberto González, “podemos apoyar al desarrollo de las instituciones para mejorar la calidad, desde la generación de sus currículos, articulación de los mecanismos de aseguramiento de la calidad interna y formación de su dirección superior en estos temas, entre muchas otras cosas”.

Además de la acreditación nacional, algunas carreras también buscan acreditarse internacionalmente, “porque quieren competir y tener prestigio a nivel internacional”, acota González. Por ejemplo, en la UC, carreras como Ingeniería, Derecho, Comunicaciones, Economía están acreditadas internacionalmente. De esta manera, también es una oportunidad importante para la fundación de apoyar a instituciones de educación superior de América Latina, transformándose en un referente en la región.

Pilar Cox también agrega que otro desafío relevante es “generar y sostener ofertas académicas relevantes para el país, basadas en plantas académicas consistentes y que les den sustentabilidad. Hay  instituciones en que se ofrece formación basada casi completamente en plantas adjuntas, y con poco sustento en bases académicas y de investigación sólidas, lo que las hace débiles en su implementación. Y alineado con eso, el desafío creciente de apoyar las trayectorias académicas y personales de los estudiantes”.

Como concluye la directora ejecutiva: “Como fundación -sin fines de lucro- esperamos seguir contribuyendo a ampliar la perspectiva de la calidad y estimular a las instituciones y sus programas a desarrollar mecanismos internos de aseguramiento de calidad que integren criterios que representen su misión y propósitos, además de evaluar aquellos aspectos que los organismos reguladores exigen. Quisiéramos también incentivar a académicos y académicas a involucrarse en los procesos de autoevaluación, desde sus roles, y trabajen colaborativamente con los profesionales que coordinan estos procesos, en espacios de reflexión para así recuperar ‘procesos con sentido’”.

Y esto, porque como finaliza Roberto González, “mientras mejore la calidad de las instituciones de la educación superior, aumenta la probabilidad de promover movilidad social, especialmente en la inserción laboral de jóvenes y adultos que pertenecen a los grupos sociales más desventajados de la sociedad”.


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