Destacan relevancia de integridad académica y uso ético de la inteligencia artificial
En el marco del Día Internacional de la Integridad Académica, se reunieron autoridades, académicos y estudiantes para abordar los desafíos y oportunidades que plantean las nuevas tecnologías para la universidad.
photo_camera Según un estudio realizado al interior de la UC, "un 48% de los académicos encuestados cree que la inteligencia artificial cambiará significativamente su rol como profesor”. (Fotografía: Karina Fuenzalida)
¿Cómo promovemos una cultura de ética e integridad en la universidad y cuáles son los retos que presenta la inteligencia artificial en este ámbito? Estas fueron algunas de las preguntas que se abordaron en un encuentro organizado por la Secretaría General de la Universidad Católica en el marco del Día Internacional de la Integridad Académica, conmemorado el 15 de octubre. Participaron en este encuentro realizado en la sala del Honorable Consejo Superior diversas autoridades, académicos, estudiantes, y representantes de la Secretaría General, la Vicerrectoría Académica, el Centro de Desarrollo Docente, la Vicerrectoría de Inteligencia Digital, entre otras unidades.
El Secretario General, Juan Eduardo Ibáñez Gomien, destacó que la ética en una universidad no es un tema individual, sino que debe trabajarse mancomunadamente, lo cual también inspira este tipo de instancias de diálogo entre representantes de diversas unidades. “Estamos todos embarcados en un desafío conjunto, que es promover una cultura de ética e integridad en la universidad, y en la cual deben participar los distintos estamentos: profesores, estudiantes, profesionales y administrativos”, afirmó.
“Estamos todos embarcados en un desafío conjunto, que es promover una cultura de ética e integridad en la universidad" - Juan Eduardo Ibáñez Gomien, Secretario General
En su presentación, abordó conceptos como la ética y la integridad, así como la relevancia de que más allá de los reglamentos, que son necesarios en las organizaciones, se pueda también propiciar el desarrollo de una comunidad virtuosa al alero de una cultura de ética e integridad. También resaltó que la formación en ética es un elemento central dentro de la planificación estratégica que guiará a la universidad por los próximos cinco años, y que está expresado en uno de los objetivos del nuevo plan, al igual que lo está la inteligencia digital.
Alondra Chamorro, directora académica de la Vicerrectoría Académica, dio cuenta de la política de integridad académica, aprobada en octubre de 2020, y cuyo foco ha sido centrarse en la formación y el aprendizaje, definiendo valores como la honestidad, la confianza, la justicia, el respeto y la responsabilidad en los diversos ámbitos que involucran la enseñanza, entendiendo que comprende tanto a estudiantes y académicos como a integrantes de otros estamentos. Explicó que se han creado cursos sobre integridad académica, que abordan además temas como la investigación, y también se ha desarrollado una normativa y un sistema de gestión y de registro de faltas, así como se han instaurado 22 comités de integridad académica en las facultades, College UC y Bachillerato Inicia.
Asimismo, enfatizó que después de cinco años de su implementación, y en el contexto del nuevo plan estratégico que está impulsando la universidad, es un buen momento para revisar desafíos, como los que plantea la tecnología y la inteligencia artificial. Entre las oportunidades de mejora, destacó el proceso de gestión de faltas, el rol del comité y de sus integrantes, así como los tiempos de respuesta del sistema, pero también la posibilidad de convocar a los distintos estamentos en torno a la integridad académica.

“Me parece que actualmente la política de integridad académica está convocando principalmente a los estudiantes respecto a valores, como la honestidad, la veracidad, la confianza, la justicia, el respeto y la responsabilidad, y creo que esta política debe ser realmente para todos, que busque a través de un trabajo mancomunado generar estas comunidades virtuosas”, sostuvo Alondra Chamorro.
Juan Andrés García, jefe del Área de Formación y Asesoría del Centro de Desarrollo Docente, coincidió en que es importante seguir abordando la integridad académica desde un enfoque formativo. “No podemos sólo quedarnos con las sanciones, más allá de que son necesarias y cumplen una función, sino que pensar en cómo el estudiante que comete una falta pueda comprender y ver cabalmente lo que hizo, y así mejorar su conducta”, señaló.
Retos y uso de la IA
Con respecto a la irrupción de la inteligencia artificial remarcó que muchos estudiantes tienden a utilizar herramientas como ChatGPT, porque no confían en sus capacidades y piensan que la IA va a resolver mejor que ellos. También explicó que, muchas veces, ocurre que desconocen las normas sobre cuál es el uso permitido o no de la inteligencia digital. “¿Está mal si reviso la ortografía con ChatGPT o si le pido ayuda con un párrafo? Quizás las respuestas a estas preguntas no son tan obvias, y tampoco los docentes tienen una respuesta clara frente a esas preguntas”, afirmó García, quien agregó que “es importante que los docentes expliquen que en ciertas ocasiones la inteligencia artificial simplemente no va a servir o puede ser incluso nociva para el estudiante en su formación”.
Jocelyn Dunstan, académica del Departamento de Ciencias de la Computación y del Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional, afirmó en su intervención que enseña programación y que se asemeja al aprender un nuevo idioma, pues los estudiantes deben saber la sintaxis de la programación. Utilizar herramientas de IA resulta, por lo tanto, contraproducente para el aprendizaje de la programación. “Yo les digo a mis estudiantes que aunque existan herramientas que hagan parecer que uno sabe programar, si no se hacen los ejercicios desde cero, utilizando comandos y aprendiendo el lenguaje de la programación, eso no va a funcionar”, dijo.
Otro reto para la enseñanza, que explicó Jocelyn Dunstan, ha sido el hecho de que ha debido disminuir la solicitud de tareas para los estudiantes, pues descubrió que generalmente las pueden resolver de manera fácil con ChatGPT, por lo que ha debido implementar otras fórmulas de evaluación en sus clases.
En tanto, Juan Sebastián Gómez, subdirector de Tecnologías Institucionales e Inteligencia Artificial de la nueva Vicerrectoría de Inteligencia Digital, enfatizó la importancia de que las iniciativas y proyectos que se desarrollen en la universidad estén siempre en un marco ético y sean consistentes con los valores y principios que promueve la universidad, resguardándolos cabalmente. Es así como explicó que se está trabajando en desarrollar una guía de integridad académica en temas de inteligencia artificial. “La Vicerrectoría de Inteligencia Digital está trabajando en crear un marco ético general, y queremos que sea un documento vivo, del cual se puedan desprender políticas y buenas prácticas”, sostuvo.

Gómez también compartió algunos datos de un estudio reciente realizado al interior de la Universidad Católica, en el cual participaron más de 600 académicos y 1.500 estudiantes de diversas facultades. “El 89% de los académicos señalaron que han utilizado la IA en sus prácticas docentes o que lo pretenden hacer en el futuro. Y un 48% cree que la inteligencia artificial cambiará significativamente su rol como profesor”, comentó y agregó que “en el caso de los estudiantes encuestados, un 94% respondió que utiliza la inteligencia artificial”.
Juan Sebastián Gómez afirmó que a través del estudio, que también cuenta con un análisis cualitativo, se pudo consignar el caso de muchos estudiantes que están conscientes de que si usan mal la IA no les va a servir en su proceso de aprendizaje.
En el encuentro participó también Alonso Vargas, estudiante y consejero académico de la carrera de Administración Pública, perteneciente a la Escuela de Gobierno, quien compartió la visión y los desafíos que enfrentan los alumnos respecto al uso ético de la IA. Según explicó, uno de los retos tiene que ver con la diferencia de criterio que existe entre los profesores con respecto al uso de las nuevas tecnologías en la sala de clases, mientras existen quienes limitan su utilización, hay otros docentes que la propician. Además, enfatizó que si bien “es una herramienta muy útil, simplifica muchas cosas, hay que tener también mucho ojo de cómo utilizarla. Algo que me preocupa es que hay nociones básicas del proceso de aprendizaje que podríamos estar perdiendo”.
Otro tema planteado por Alonso Vargas fue la posibilidad de que las nuevas tecnologías pudieran ampliar las brechas socioeconómicas entre estudiantes. “Hay compañeros de curso que no tienen computador o teléfonos inteligentes, entonces me parece importante que la inteligencia artificial no amplíe las brechas de alfabetización tecnológica”, concluyó.