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Montaje de la obra de teatro Fuenteovejuna con los actores desplegados en el escenario.

Estudiantes de Teatro UC viven la experiencia de ser parte de un elenco profesional en España


Ocho estudiantes de último año de la carrera de Actuación fueron parte de la obra “Fuenteovejuna ¿Una tragedia griega?”, una coproducción internacional dirigida por el destacado director español Juan Polanco, y que fue aplaudida por unas 650 personas en la ciudad de Alcalá de Henares durante el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro.

Público observa una obra de teatro.

photo_camera La coproducción chilena-española de la obra Fuenteovejuna, es una experiencia inédita que permitió que ocho estudiantes de la Escuela de Teatro participaran de la puesta en escena en Alcalá de Henares, teniendo la posibilidad de aprender del trabajo profesional y adquirir competencias que les permitirán desenvolverse en cualquier escenario, tanto nacional como internacional. (Fotografía: Escuela de Teatro UC)

Todo empezó con una invitación de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Alcalá de Henares en España a la Escuela de Teatro UC, a participar de la versión 2023 del tradicional Festival Iberoamericano del Siglo de Oro.

Esto, como un reconocimiento a la constante y prolífica labor realizada por la Universidad Católica en difundir, investigar y enseñar a las nuevas generaciones de artistas escénicos nacionales la tradición del teatro clásico del Siglo de Oro español.

El objetivo era representar la obra “Fuenteovejuna ¿Una tragedia griega?”, escrita en verso por el dramaturgo Lope de Vega, uno de los máximos exponentes del barroco español del siglo XVI y XVII. Para lo que ocho estudiantes de último año de la Escuela de Teatro se sumarían al elenco de artistas europeos que serían dirigidos por el reconocido director español Juan Polanco.

Los desafíos

Los participantes de esta iniciativa serían Paulette Fabres, Valentina Duque, Valentina Godoy, Francisca Olave, Melchor Pino, Jacinta Rodríguez, Sebastián Veloso y Roberto Villena.

La primera etapa consistió en sesiones de ensayos remotos. Instancia en que los jóvenes debieron aprender el verso español. Las primeras dificultades tuvieron que ver entonces con el aprendizaje de nuevas palabras y formas de decir, de integrar las acciones y de actuar.

Pero más allá del lenguaje y de los aspectos técnicos, el proyecto implicaba una experiencia totalmente nueva. Como cuenta la estudiante Valentina Duque: “Es salir de la zona de confort. Es ser parte de una obra profesional, con actores profesionales y un director reconocido. Él nos trata como actores y nos invita a sacarnos el chip de estudiantes. Eso te hace entrar en pánico, pero al mismo tiempo sentir mucho entusiasmo.”

Asimismo, se trataba de una gran oportunidad de salir fuera del país haciendo teatro, de conocer gente distinta y establecer vínculos con personas de otros países.
 

Estudiantes apoyados en una escalera en distintos niveles.
Paulette Fabres, Valentina Duque, Valentina Godoy, Francisca Olave, Melchor Pino, Jacinta Rodríguez, Sebastián Veloso y Roberto Villena, son los ocho participantes de esta inédita experiencia. (Fotografía: Escuela de Teatro UC)

Primera parada: Madrid

La travesía comenzó el 29 de mayo pasado, cuando el grupo de estudiantes arribó a España para sumarse a los ensayos presenciales de la obra, uniéndose a un importante elenco profesional.

En esta etapa, los jóvenes debieron tomar el ritmo y rigor del trabajo profesional del montaje. Para ellos, esta era su primera aproximación a una experiencia teatral fuera de las salas de la universidad.  Como cuenta Roberto Villena: “Para mí, el desafío más grande fue tener que sumarme al ritmo profesional de ensayos, en donde a pesar del agotamiento mental y físico, hay que seguir dándolo todo y estudiando en los tiempos libres. Es un trabajo que necesita dedicación y esfuerzo, y si está eso, después se ven los frutos”.

Sobre esta etapa, los estudiantes también destacaron la experiencia y el privilegio de poder contar con personas dedicadas a cada una de las áreas que comprende un montaje, lo que les permitía enfocarse de lleno en el trabajo actoral. “Había gente encargada de cada aspecto de la obra, personas encargadas del vestuario, la coreografía, del verso, de la dirección y la producción.”, relatan.

Segunda parada: Alcalá

Desarrollo de una obra de teatro en un escenario.
Unas 650 personas ovacionaron al elenco durante los dos días de funciones, el 30 de junio y 1 de julio, en Alcalá de Henares, España. (Fotografía: Escuela de Teatro UC)

Una vez concluido el tiempo de ensayos, todo el grupo -chilenos y españoles- partieron hacia la ciudad de Alcalá, lugar donde se llevarían a cabo las dos funciones de la obra.

Aquí, entre la ansiedad y el nerviosismo propio de cualquier proceso de estreno, se mezclaba el descubrimiento de una ciudad marcada por su arquitectura e historia. Justamente, uno de sus icónicos espacios —las Ruinas de Santa María en la Plaza de Cervantes— sería el escenario que cobijaría el montaje.

Fue así como, luego de largas jornadas de ensayos, los días 30 de junio y 1 de julio se presentó la obra, siendo vista por un público de cerca de 650 personas, quienes ovacionaron al elenco.

La alumna Jacinta Rodríguez destaca: “Fue muy desafiante por muchos motivos, sobre todo al enfrentarse a un espacio profesional siendo estudiantes. Había que llegar un poco más rápido a los resultados, aprender a sumarse a una propuesta. Aprendí muchísimo, por ejemplo, a través del verso que, siendo tan rígido, te da una base para poder enfrentarse a cualquier otro texto; y eso es algo que nos vamos a llevar para toda la vida”.

Por su parte, su compañera Valentina Duque comenta: “Teníamos miedo porque el resto del elenco son ya profesionales y con mucha experiencia, y teníamos miedo de las expectativas que pudiera tener la gente y el rendimiento que nosotros pudiéramos tener. Pero, nos vino el momento de sentirnos orgullosos de nosotros y del teatro chileno”.

Grupo de actores vestidos con sus trajes.
Como afirma la vicerrectora de Asuntos Internacionales Lilian Ferrer, "lo que busca la Universidad al potenciar la internacionalización es que nuestros estudiantes puedan cruzar sus propias fronteras y puedan liderar y aportar en una sociedad global". (Fotografía: Escuela de Teatro UC)

Esfuerzo mancomunado

La gestación de este macro proyecto ha sido fruto de un trabajo colaborativo entre los equipos de producción españoles y chilenos. Proceso en el cual han sido parte la Comunidad de Madrid, el Festival del siglo de Oro de Alcalá de Henares, la Vicerrectoría de Asuntos Internacionales UC (VRAI), la Facultad de Artes UC,  la Compañía de Teatro La Celderona y la Escuela de Teatro UC.

Desde esta última, Juan Francisco Olea, jefe de Educación Continua de la Escuela de Teatro UC; y Carlos Martínez, coordinador de Dirección de la misma Escuela, han sido piezas clave. Ellos, en conjunto con Mario Costa, director de la Escuela, han trabajado para impulsar y promover el desarrollo de cada una de las etapas de producción de la iniciativa.

Respecto a la organización, Juan Francisco Olea comenta: "La gestión de una producción teatral de esta magnitud presenta muchos desafíos: el levantamiento de recursos, la coordinación logística de los aspectos inherentes al montaje de una obra y la complejidad de hacerlo a distancia. A propósito del carácter inédito de este proyecto, se han ido descubriendo formas de sobrellevar la producción, considerando las distintas regulaciones legales y haciendo convivir contextos diversos".

Como afirma Mario Costa: “Aceptar la invitación de la Comunidad de Madrid para trabajar colectivamente en este proyecto nos motivó por dos razones: primero, el trabajo con un texto barroco de indudable valor por su discurso de género y segundo, la posibilidad de que nuestros /as estudiantes vivieran la experiencia profesional e internacional en un festival de teatro de tanto prestigio". Y agrega: "Cuando un actor o actriz acepta el desafío de trabajar un texto barroco está poniendo todo su conocimiento Actoral en el ejercicio escénico: el trabajo de la palabra que construye imágenes y las proyecta. En ese sentido, hacer propio un texto escrito hace más de 400 años es un desafío mayor."

Como concluye la vicerrectora de Asuntos Internacionales Lilian Ferrer: "Como Vicerrectoría estamos muy contentos de poder apoyar este tipo de experiencias, que es parte de la formación global que nos parece que nuestros estudiantes deben tener. Y que tiene que ver no solo con la posibilidad de viajar a otro país, sino que con el desarrollo de habilidades y competencias que permiten insertarse y desenvolverse en un ambiente de trabajo internacional, de adaptarse a nuevos retos y la capacidad de aprender nuevas herramientas, haciendo equipo con personas con formaciones y culturas distintas. Eso es precisamente lo que busca la Universidad al potenciar la internacionalización: que nuestros estudiantes puedan cruzar sus propias fronteras y puedan liderar y aportar en una sociedad global".


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