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Advierten estancamiento y escasa innovación en universidades latinoamericanas


Como instituciones estancadas en el siglo XX caracterizan los investigadores Andrés Bernasconi y Marcelo Knobel a las universidades de la región, en un artículo publicado en el último número de la revista International Higher Education.

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photo_camera Archivo UC

Un sombrío panorama de estancamiento académico y poca innovación en sus prácticas y formatos caracteriza a la generalidad de las universidades latinoamericanas, según los investigadores Andrés Bernasconi, investigador del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación UC, y Marcelo Knobel, de la U. de Campinas, Brasil. Los académicos acaban de publicar el artículo titulado “Universidades latinoamericanas: estancadas en el siglo veinte”, en el último número de la revista International Higher Education.

Los académicos afirman que aunque las universidades han desempañado un rol en el desarrollo social, político, cultural y económico de Latinoamérica, éste no ha sido suficiente. “En el siglo veintiuno la educación superior se encuentra en un proceso de cambio radical, a lo largo de Norteamérica, Europa, Asia, Oceanía y el Medio Oriente, forjando nuevos ‘contratos sociales’ con las comunidades que las sustentan. Pero las universidades en Latinoamérica parecen estar arraigadas firmemente a una mentalidad, discurso y repertorio de funciones del siglo veinte”, advierten.

Entre las razones de este estancamiento, bajo desempeño académico y falta de innovación, Bernasconi y Knobel apuntan a su origen histórico, que combina “incómodamente la tradición medieval hispánica de Alcalá y Salamanca con la Universidad Imperial francesa”.

“La fisonomía de la universidad latinoamericana refleja capas de presiones sociales desiguales, agendas políticas, influencias internacionales y desarrollos internos. En las universidades latinoamericanas más antiguas, uno puede observar en la heterogeneidad de los profesores, estudiantes, estructuras, funciones, glorias y frustraciones, la evidencia de esta sedimentación “geológica”, capa tras capa, de diferentes ideas de universidad”, afirman en el artículo.

Los investigadores también observan que el prestigio actual de algunas universidades de la región se debe más bien a logros pasados que a desempeños actuales.

Otro problema que indican los autores radicaría en la permanente separación de la trayectoria de las universidades de la región con la del resto del mundo. “La educación superior en Latinoamérica no sólo se está desarrollando a un ritmo diferente al de otras partes, sino que con frecuencia parece ir en contra de las tendencias mundiales, de que sean más efectivas, más inclusivas, más productivas, más eficientes y rindan más cuentas”, señalan.

Bernasconi y Knobel también describen obsolescencia de las estructuras y prácticas de gobierno de la mayoría de las universidades, que obstaculiza el desarrollo de nuevo pensamiento. “En las universidades públicas, los docentes políticamente activos, con frecuencia en alianza con estudiantes y funcionarios administrativos, bloquean con éxito los intentos de lograr que las universidades rindan cuenta a otros actores, o que sirvan otros intereses que los propios. Normalmente, las universidades privadas sufren del exceso de influencia por parte de los fundadores o de la debilidad de sus consejos directivos”, detallan.

Por si fuera poco, a la generación más joven de investigadores, con frecuencia mejor preparada en investigación que sus predecesores, le es difícil conseguir un trabajo académico en universidades obstruidas por profesores en edad de retiro, reticentes a jubilarse, ya que a menudo hacerlo es financieramente desastroso. “Aún peor es la situación de las universidades públicas que deben pagar pensiones a sus profesores jubilados con cargo a sus presupuestos operativos. Lamentablemente, las oportunidades de desarrollo profesional en las universidades de investigación no son suficientemente atractivas para el mejor talento joven en un mercado global competitivo”, precisan.

Los autores argumentan que la mayor parte del cambio que se observa está ocurriendo fuera de las universidades emblemáticas. “Las universidades que no encuentren la forma de participar, usando su capacidad intelectual para contribuir, con respuestas creativas, a las demandas previsibles del futuro, serán excluidas por sistemas que evolucionarán sin ellas”, concluyen.

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INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Francisco Zabaleta, CEPPE UC, fzabaleta@uc.cl


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