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¿Cuál es el origen del Covid-19?


"Determinar el origen del coronavirus que generó la pandemia es imperioso para diseñar estrategias de prevención y mejorar la colaboración científica mundial", sostiene Juan Larraín, profesor titular de la Facultad de Ciencias Biológicas en este artículo publicado por El Mercurio y que aquí reproducimos íntegramente.

Foto del mercado de Wuhan, donde pudo haberse originado el coronavirus.

photo_camera "El 55% de los casos detectados al inicio de la pandemia (diciembre 2019) puede trazarse a los mercados de venta de animales vivos en Wuhan, en especial al mercado de Huanan", dice Juan Larraín. Foto, mercado mayorista de Wuha. Créditos: Peter Griffin.

Determinar el origen del coronavirus que generó la pandemia es imperioso para diseñar estrategias de prevención y mejorar la colaboración científica mundial. Se manejan diversas hipótesis respecto de ese origen. Una es el posible inicio por zoonosis, es decir, la transmisión del virus desde un animal infectado a los humanos. Otra, que el virus se haya “escapado” por accidente desde un laboratorio, o que haya sido construido mediante ingeniería genética y luego liberado intencionalmente. Para responder estas interrogantes es necesario revisar las evidencias.

Una primera evidencia, fruto del trabajo de la OMS e investigadores chinos, es que el 55% de los casos detectados al inicio de la pandemia (diciembre 2019) puede trazarse a los mercados de venta de animales vivos en Wuhan, en especial al mercado de Huanan. A esto se suma la masiva detección del virus del Covid-19 en el piso, paredes y desagües de esos mercados entre enero y marzo de 2020. 

"Un nuevo coronavirus identificado en murciélagos es hasta ahora el más cercano al virus del Covid-19, sugiriendo que su vía de traspaso a humanos sería similar, pasando de murciélagos a humanos a través de alguno de los mamíferos comercializados en los mercados de Wuhan, apoyando así la hipótesis de la zoonosis" - Juan Larraín, profesor titular de la Facultad de Ciencias Biológicas

Infecciones por otros tipos de coronavirus ocurridas el año 2002 (SARS) y 2012 (MERS), se originaron en murciélagos, y su posterior trasmisión a humanos ocurrió a través de otros mamíferos. Un nuevo coronavirus identificado en murciélagos es hasta ahora el más cercano al virus del Covid-19, sugiriendo que su vía de traspaso a humanos sería similar, pasando de murciélagos a humanos a través de alguno de los mamíferos comercializados en los mercados de Wuhan, apoyando así la hipótesis de la zoonosis.

¿Un accidente de laboratorio?

"La pandemia nos afecta a todos. Por tanto, las acciones propuestas deben desarrollarse de forma global. En este tiempo hemos visto los avances que se logran cuando se trabaja unidos; no así cuando predomina la desconfianza y el interés propio", dice Juan Larraín.

Una de los principales argumentos en favor de la tesis de que el virus se haya “escapado” accidentalmente desde un laboratorio es la localización del Wuhan Institute of Virology (WIV) en las inmediaciones del mercado de Huanan. Este laboratorio es conocido por su trabajo en coronavirus, y por realizar experimentos denominados de ganancia de función, que son modificaciones genéticas con el fin de producir virus mejorados. A la fecha no se han reportado personas infectadas durante la primera etapa de la pandemia que estén vinculadas al WIV, debilitando esta hipótesis, a pesar de que aún no se ha trazado el origen de todos los primeros contagios. 

Por otra parte, los casos de accidentes de laboratorios siempre se han producido por el “escape” de virus ya conocidos por su capacidad de infectar a humanos. Este no pareciera ser el caso de Covid-19, ya que el WIV no ha informado tener la capacidad de crecer coronavirus de esa familia. Más aún, si es que pudiesen crecerlos, se habrían requerido décadas para lograr una posible evolución a un virus del tipo Covid-19, sea mediante un proceso natural o artificial.  

En base a las evidencias existentes, el mundo científico ha descartado la posibilidad de que el virus del Covid-19 obedezca a una deliberada construcción genética. En consonancia con esto, el 27 de agosto pasado, la comisión de inteligencia encargada por el presidente de Estados Unidos desclasificó que el virus “no fue desarrollado como un arma biológica”. 

"En base a las evidencias existentes, el mundo científico ha descartado la posibilidad de que el virus del Covid-19 obedezca a una deliberada construcción genética"- Juan Larraín, profesor titular de la Facultad de Ciencias Biológicas

En relación a las otras hipótesis, hay cierta discrepancia.

El informe de la OMS y un reporte de 21 científicos de ocho países, incluidos Estados Unidos y China, consideran el origen zoonótico como la explicación más factible, y la posibilidad de un accidente de laboratorio algo extremadamente poco probable (Holmes, 2021). Otro grupo de científicos, mayoritariamente norteamericanos (Bloom, 2021), y el mencionado informe de inteligencia, sostienen que la información disponible no permite descartar el origen por un accidente de laboratorio.

Lecciones, acciones

Con estos avances ya se pueden ir definiendo algunas lecciones y acciones. Prevenir nuevas infecciones por zoonosis implica aumentar la vigilancia de posibles especies portadoras del virus. Además, se requiere entender qué circunstancias gatillaron que el virus se trasmitiera a los humanos ahora, y no antes, y en particular, si es una consecuencia del cambio climático y la deforestación. Disminuir los riesgos de “escapes” accidentales supone realizar las investigaciones en máximas condiciones de bioseguridad, y sería recomendable, basados en el principio de responsabilidad, una moratoria de los experimentos de ganancia de función mientras se define la verdadera necesidad de realizarlos. 

"Con miras al futuro, es esencial un trabajo científico de carácter global, colaborativo y coordinado, fundado en la transparencia y la confianza" - Juan Larraín, profesor titular de la Facultad de Ciencias Biológicas

La pandemia nos afecta a todos. Por tanto, las acciones propuestas deben desarrollarse de forma global. En este tiempo hemos visto los avances que se logran cuando se trabaja unidos; no así cuando predomina la desconfianza y el interés propio. Con miras al futuro, es esencial un trabajo científico de carácter global, colaborativo y coordinado, fundado en la transparencia y la confianza.


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