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El poder evangelizador del arte


Este miércoles comenzó el cónclave que elegirá al nuevo Sumo Pontífice. En este contexto, recordamos un artículo de la Revista Universitaria sobre la figura del Gran Canciller UC, cardenal Fernando Chomali. "Para lidiar con la miseria humana escribe versos. Para capturar la belleza del mundo pinta y toma fotos. Para acercar a los jóvenes a los dilemas filosóficos escribe obras de teatro. El nuevo arzobispo de Santiago, ingeniero civil de profesión, es una persona multifacética, que cree que la belleza de la vida es poder sacar los dones y entregarlos a los demás", se lee en texto.

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photo_camera Además de ser ingeniero civil, doctor en Sagrada Teología y máster en Bioética, Monseñor Fernando Chomali pinta, saca fotos, hace documentales, escribe. FOTO: César Cortés, Dirección de Comunicaciones UC.

Hay varios lienzos en blanco. Hay pinturas y pinceles ordenados en un mueble. Y una bicicleta estática al centro de la pieza con una repisa encima para apoyar un libro o un cuaderno mientras se ejercita. Monseñor Fernando Chomali Garib, el nuevo Arzobispo de Santiago, de pie junto a la bicicleta, dice:

—No he podido usarla porque estoy con lumbago.

Cuando volvió a la capital, luego de 12 años como Arzobispo de la Santísima Concepción para asumir la Arquidiócesis de Santiago en diciembre pasado, eligió esta pequeña pieza al fondo de la casa ñuñoína que hoy es su residencia para convertirla en su taller. 

—Hay una osadía de mi parte, digamos, un acto de rebeldía casi, de mostrar algo que podría pensarse que no es típico de un arzobispo –dice avanzando lentamente por la casa, hasta llegar a un amplio comedor, donde se sienta, luego de ofrecer un café.

Esto porque además de ser ingeniero civil, doctor en Sagrada Teología y máster en Bioética, pinta, saca fotos, hace documentales, escribe. Entre los libros que ha publicado hay dos obras de teatro: Hombre por catálogo y Al final. Y uno de poesía, Desde la plaza del alma, donde habla sobre un Dios que aparece y desaparece y que escribió –cuenta ahora– en un período de aflicción. 

—Tuve una época muy triste de mi vida por distintas razones y, tal vez, lo que gatilló esa tristeza que me llevó a pedirle al Papa la renuncia varias veces fue el tema de los abusos. A mí los abusos me hicieron mucho daño porque es lo último que puede venir de un sacerdote, es la negación misma del sacerdocio. Yo tuve que hacerme cargo de muchos juicios canónicos, sacarlos adelante. Expulsé muchos sacerdotes. A esto se sumó un accidente laboral que tuvimos en una obra social que yo fundé. Y poco a poco empecé a escribir poemas. Un día se los mostré a un poeta de Concepción, que es bien conocido. Le pedí su opinión y me dijo que tenían valor. Los publiqué y se los mandé al Papa, mira la patudez. Y él me escribió una carta bien linda, que tengo que enmarcar. 

—¿Qué le dijo el Papa en esa carta?

—Algo muy interesante: dice que a él le impresiona mucho la valentía de expresar sentimientos porque hoy día, no solo nadie los expresa, sino que nadie quiere aparecer vulnerable. Bueno, yo soy igual, me cuesta expresar sentimientos, pero ante esta miseria humana me salió esto. 

Este texto es un extracto, te invitamos leer el artículo original completo y otros de la Revista Universitaria UC haciendo click aquí.


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