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Expertos de la UC proponen planes de acción temprana para la recuperación post-incendios que necesit


Un estudio del Centro de Políticas Públicas UC entrega innovadoras propuestas para implementar una vez que las decenas de incendios forestales que aquejan al país sean controlados. Las medidas permitirán mejorar los suelos, recuperar la vegetación y prevenir futuros incendios.

Equipo de trabajo contra incendios forestales en exterior

¿Qué se debe hacer en forma inmediata después de un incendio? Es la pregunta que buscó responder un grupo de académicos de la UC, a raíz del megaincendio de 2017, cuando se quemaron más de 500 mil hectáreas entre las regiones de Valparaíso y Los Lagos. Se trata de un tema que vuelve a la palestra debido a las decenas de incendios forestales en el sur del país, que han llevado a decretar estado de catástrofe en tres regiones.

“Acción temprana post-incendio en Chile: herramientas para definir objetivos de restauración de zonas incendiadas” se llama el estudio de los profesores de la Universidad Católica Eduardo Arellano, Horacio Gilabert y Marcelo Miranda de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Aurora Gaxiola de la Facultad de Ciencias Biológicas y Narkis Morales del Centro de Modelación y Monitoreo de Ecosistemas de la Universidad Mayor. El trabajo fue publicado por el Centro de Políticas Públicas UC.

Con los incendios forestales se produce la degradación y la pérdida de bosques. Se estima que en 2017 se perdieron 400 mil hectáreas entre bosque nativo, matorrales y plantaciones forestales. Asimismo, se ve afectada la fauna nativa y las emisiones de carbono. Por otro lado, hay un impacto social por pérdidas humanas, efectos sobre la salud, destrucción de viviendas, infraestructura y se produce la degradación de cultivos agrícolas. “Estos mega incendios costaron 333 millones de dólares”, apuntó Narkis Morales en una mesa de expertos ante la que presentaron la investigación.

“Los megaincendios han dejado al descubierto que tenemos un sistema de planificación bastante frágil, pues los recursos se destinan a prevención y combate, pero no existe una partida presupuestaria específica que estimule la recuperación post-incendios”, expuso Eduardo Arellano. En el primer año, los incendios tienen un enorme efecto en la degradación de los suelos y la vegetación y, en el largo plazo, la despreocupación por recuperar las zonas afectadas –que se pueden volver a incendiar– puede significar un daño irreversible. Por eso el “tiempo cero” es clave: es decir, el primer año post-incendio.

“Lo que busca la acción temprana es identificar las zonas más frágiles o que deberían ser prioritarias, eso debería ser acompañado de un programa post-incendio. Lo crítico siempre es la conservación del suelo y la recuperación de la vegetación y cómo aumentó la resiliencia de estos sistemas para prevenir futuros incendios”, explicó Arellano. “En Chile no existe un plan de acción temprana, inmediata y coordinada”, criticó. La acción post-incendio se concentra en un plan de reforestación, sin una estructura que priorice las áreas.

Los académicos revisaron la experiencia de Australia, España y Estados Unidos. En este último país, el sistema BAER (Burned Area Emergency Response) tiene fondos propios para hacer un levantamiento de la zona incendiada. “En Chile no tenemos un fondo permanente que permita ir respondiendo a incendios que sabemos van a ocurrir”, planteó Arellano. En el caso de Valencia, España, en incendios de más de 500 hectáreas se constituye una mesa de evaluación técnica inmediata, que en la primera semana después del incendio cuenta con la evaluación de campo para decidir cuáles son sus prioridades.

Chile tampoco cuenta con una metodología para generar diagnósticos. “La evaluación requiere conocer la situación del área afectada pre y post incendio a través de imágenes, se identifican los riesgos ecológicos y se proponen acciones urgentes de corto y mediano plazo”, especificó. Además, los planes deben ser locales y tener carácter de urgencia. “CONAF debería tener los recursos para facilitar estos diagnósticos y así poder priorizar acciones”, argumentó el académico.

“Lo que proponemos como acción temprana es toda la evaluación preliminar de los daños, utilizando tecnologías simples disponibles para establecer zonas prioritarias, donde dentro del primer año se implementan acciones de estabilización y prevención, y después se conecta con un programa de reforestación”, destacó el experto.

Acá puedes conocer el estudio completo


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