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Investigación busca desentrañar la relación entre el Maipo, su estuario y el océano costero


Un grupo de científicos y científicas del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS) y de varias universidades del país, junto al Observatorio de la Costa, realizaron una nueva campaña de monitoreo en el Río Maipo y en la desembocadura de este. El esfuerzo de investigación que comenzó en 2021, pretende aportar a la gestión integrada de la zona costera con información útil para organismos públicos, pescadores artesanales y comunidades.

Trabajos en el estuario y cuenca del río.- Fotos SECOS

photo_camera Los ríos transportan nutrientes importantes hacia la costa que facilitan una alta productividad en la zona costera que favorece a toda la biodiversidad y comunidades humanas.. Foto SECOS

En un contexto de cambio climático y sequía prolongada, resulta fundamental contar con datos para comprender los cambios en los ecosistemas costeros, que permitan adoptar medidas adecuadas para su protección y conservación. Por esto, en un esfuerzo interdisciplinario inédito, un grupo de investigadores y científicas del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), el Observatorio de la Costa y diversas universidades del país, realizaron una nueva campaña de monitoreo del estuario del río Maipo y sus interacciones con la zona costera. 

La campaña científica busca comprender cómo afectan los grandes estresores en la cuenca, es decir, el impacto del cambio climático, de las actividades humanas u otros fenómenos, en el estuario y pluma del río.

Los estuarios representan el encuentro del río con el océano, en donde el agua dulce desemboca en el agua salada del mar. Allí los ríos transportan nutrientes importantes hacia la costa (fósforo, nitrógeno, ácido silícico), que facilitan una alta productividad en la zona costera que favorece a toda la biodiversidad y comunidades humanas. La pluma, por su parte, es el área en que el agua dulce “entra” al océano costero, y donde se dispersan sedimentos, contaminantes, nutrientes y microorganismos.

Este es el quinto terreno que se realiza desde 2021, el cual se da en un contexto de un año estadísticamente más lluvioso, para reflejar el impacto del fenómeno El Niño en las variaciones del caudal del río y su impacto en la pluma. 

La campaña científica busca comprender cómo afectan los grandes estresores en la cuenca, es decir, el impacto del cambio climático, de las actividades humanas u otros fenómenos, en el estuario y pluma del río.

 

Debemos considerar que los estuarios y humedales costeros son hábitats críticos de proteger, dado que se pierden considerables superficies en Chile y en el mundo debido a la falta de protección y gestión integrada. Estos ambientes proveen de recursos diversos y agua, mitigan la energía de los eventos extremos, regulan el clima y son ambientes relevantes en la restauración post desastre, por lo que el monitoreo sobre el estado de salud de estos es clave para gestionarlos, usando el conocimiento científico y local disponible, asegurando que se conserven para las generaciones actuales y futuras”, explica Carolina Martínez, investigadora del Instituto Milenio SECOS, académica de Geografía UC y directora del Observatorio de la Costa.

En ese contexto, Carolina Martínez  añade que los fenómenos que ocurren en la desembocadura de los ríos al mar o en la zona estuarina, afectan directamente a las comunidades costeras y permiten que múltiples personas puedan vivir de la pesca, la recolección de orilla, el cultivo de moluscos, comercio local, turismo, entre otras actividades. Sin embargo, el exceso en ciertos compuestos, gases o nutrientes, puede traer consecuencias negativas en la zona costera, y de ahí radica la importancia de estudiar sus efectos. 

Así, los datos recopilados en estos monitoreos son de gran relevancia para la toma de decisiones y el manejo integrado de la zona costera, además de levantar información que ayude a desarrollar un protocolo de apertura de la barra del Maipo (lugar donde se une con el mar), con apoyo de organizaciones locales y la Delegación Presidencial de San Antonio.

Caroline Sireau, Delegada Presidencial Provincial de San Antonio, resalta la importancia del monitoreo científico en el estuario y el río Maipo para la toma de decisiones informadas. “Nos hemos visto afectados por distintos fenómenos en el estuario y en el río Maipo a lo largo de todo un año, principalmente por el cierre de la desembocadura en los meses de verano, y hace algunas semanas por las inundaciones que tuvimos producto del sistema frontal que afectó a la zona central. Por lo tanto, la información científica que las distintas universidades que están acá trabajando nos puede proporcionar, va a ayudar a que la toma de decisiones sea basada en elementos que tienen una base de estudio y de esa manera, poder prevenir situaciones que nos han ocurrido, como por ejemplo, el cierre de la desembocadura en los meses de verano”.

¿Qué se está investigando?

Los diversos grupos de científicas y científicos que trabajan en la zona, buscan comprender de una manera integrada e interdisciplinaria las interacciones de este río con el mar. Así, un grupo liderado por la investigadora SECOS y académica UNAB, Loretto Contreras, analiza la presencia de metales pesados en el agua tanto en el río Maipo como en el Aconcagua y cómo estos componentes varían en el tiempo, lo que tiene efectos sobre las personas y la biodiversidad que habita en los estuarios. “Nuestros resultados indican que en ciertos periodos de tiempo se registra una alta carga de algunos metales pesados, los que superan las normativas para calidad de agua. Realizaremos análisis que permitirán dar un reporte sistemático sobre estos elementos y tener mayor información en detalle”, explica la  investigadora responsable de LEBMA – UNAB.

Por su parte, la geógrafa Carolina Martínez estudia la geomorfología de los estuarios para entender los cambios que se generan en estos ecosistemas, que son afectados por diversos estresores que se ven acentuados por el cambio climático, mediante la medición de parámetros claves para el adecuado funcionamiento del ecosistema marino-costero y el humedal del río Maipo. También, se levantan datos de profundidades del río y de altura en la zona de la barra y riberas del estuario, con el fin de conocer sus cambios considerando los efectos de las marejadas y las variaciones del caudal del río.

Adicionalmente, el grupo liderado la académica UdeC e investigadora SECOS, Laura Farías, analiza el transporte y descarga de sedimentos, nutrientes y gases de efecto invernadero del río hacia la zona costera. "Estamos realizando tanto mediciones de estos compuestos, que nos pueden alertar de cambios en la morfodinámica, como también la influencia del río Maipo en la zona costera mediante el estudio de su pluma. Nos hemos concentrado en ríos de la zona central como el Maipo y Aconcagua que están amenazados por cambios de uso de suelo, cambio climático, contaminación y otros estresores», añade Farías.

" La información científica que las distintas universidades que están acá trabajando nos puede proporcionar, va a ayudar a que la toma de decisiones sea basada en elementos que tienen una base de estudio y de esa manera, poder prevenir situaciones que nos han ocurrido, como por ejemplo, el cierre de la desembocadura en los meses de verano” - Caroline Sireau, Delegada Presidencial Provincial de San Antonio

Por último, un equipo liderado por el investigador SECOS y académico UBB, Gonzalo Saldías, estudia las características de la pluma del río Maipo y su influencia en las condiciones oceanográficas de la zona. “Queremos conocer cómo se dispersa esta capa de agua dulce, que conocemos como ‘pluma del río’. Los ríos traen contaminantes, nutrientes y microorganismos, que son dispersados y pueden influenciar la productividad de la costa, con impactos en las comunidades y ecosistemas”, dice el científico.

Co-creación de conocimientos

El trabajo con Roberto Machuca, pescador y presidente del Sindicato de Pescadores de la Boca del Maipo, es fundamental para lograr las mediciones en el Maipo. “Ya estamos acostumbrados, conocemos todos los puntos, sabemos las profundidades que tiene el río, distintas partes. Entonces tenemos todo ese conocimiento a través de ellos, y ellos también quieren conocer el río también a través de nosotros”.

Así, los pescadores poseen conocimiento local que ha sido clave para  integrar el trabajo de los equipos científicos como de las autoridades locales. Y es que no sólo se saben el río de memoria, también es su principal fuente de ingresos, por lo que la salud del ecosistema también es una constante preocupación para ellos y están disponibles a aportar cada vez que se les requiera. 

“Es importante (el estudio), porque nosotros trabajamos en el río y sacamos pescados, entonces, es importante que también el río tenga salud, para que los peces también la tengan. Uno tiene que saber que el río está saludable, para que los peces también lo estén”, destacó el dirigente de pesca artesanal.

 


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