Mirarnos a los ojos
Este miércoles, el Centro de Estudios Públicos (CEP) presentó los resultados de una nueva Encuesta Nacional de Opinión Pública en donde se evidenció cuáles son las instituciones nacionales que generan mayor o menor confianza en la población. La Policía de Investigaciones se encuentra en primer lugar, mientras que en el segundo y tercer puesto se mantienen las universidades y Carabineros de Chile, respectivamente. A raíz de esta noticia, les invitamos a leer el artículo de la _ Revista Universitaria "Mirarnos a los ojos", en el cual, el autor y decano de Filosofía, Olof Page, afirma que somos seres eminentemente relacionales y necesitamos creer en los otros para desarrollarnos. “No somos ángeles, pero tampoco somos demonios, y es justamente por eso que necesitamos de la confianza”, explica.

photo_camera "Considerando la naturaleza de eso que queremos revelar –por ejemplo, un importante secreto–, podemos ser reacios a confiar algo a una persona impulsiva porque, dadas ciertas condiciones, podría no guardar esa información", explica el académico UC. FOTO: Karina Fuenzalida, Dirección de Comunicaciones.
¿Qué es lo que queremos afirmar cuando decimos que confiamos en un robot, en que mañana no lloverá, en el gobierno o en una persona? En todas estas situaciones hay expectativas en juego, pero la diferencia está en que, si las dos primeras no se cumplen, no parece apropiado decir que nos decepcionaron o, peor aún, que nos traicionaron. En cambio, algo de eso sí puede decirse respecto de un gobierno (o de las instituciones en general) y, más claramente todavía, respecto de las personas.
Este último ejemplo es un caso paradigmático y el que determina, por tanto, nuestra manera de entender la confianza como una relación y un vínculo entre individuos.
Entonces, ¿qué tipo de relaciones son esas en las que la confianza y la desconfianza sí tienen un espacio? ¿Puede este ser un atributo de, por ejemplo, un gobierno?
Un salto al vacío
Las personas deben tener ciertas competencias que justifiquen el que las consideremos como potenciales depositarios de confianza. Estas características son las que hacen que nuestro acto no sea un salto al vacío. Considerando la naturaleza de eso que queremos revelar –por ejemplo, un importante secreto–, podemos ser reacios a confiar algo a una persona impulsiva porque, dadas ciertas condiciones, podría no guardar esa información.
Por lo tanto, debe existir algo que uno de los sujetos de la relación valore y que, por diversos motivos, decide confiar a la otra.
Este texto es un extracto, te invitamos leer el artículo original completo y otros de la Revista Universitaria UC haciendo click aquí.