
Programa PACE en la UC: Una década abriendo puertas y cambiando vidas
Diferentes realidades y experiencias confluyen en un mismo sueño: llegar a la universidad. Cuando todos les decían que no podrían lograrlo, jóvenes de contextos vulnerables lo han hecho posible, gracias a su propia perseverancia y dedicación, al trabajo y convicción de múltiples actores, y al Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE). Esta es la experiencia en nuestra Universidad, donde la iniciativa cumple una década, cambiando el rumbo de miles de vidas.

photo_camera En 2025, son 1740 los jóvenes de tercero y cuarto medio partenecientes a nueve liceos de la Región Metropolitana, que están participando del programa PACE en nuestra Universidad. (Crédito fotográfico: César Dellepiane)
A diez años de su implementación en la Pontificia Universidad Católica de Chile, el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE), impulsado por el Ministerio de Educación, se ha consolidado como una de las iniciativas más significativas para hacer posible el acceso a la universidad a estudiantes en condiciones de inequidad.
Nació en 2014, con el objetivo de propiciar el acceso a la educación superior de estudiantes de enseñanza media provenientes de establecimientos educacionales públicos, mediante la realización de acciones de preparación y apoyo permanente y, al mismo tiempo, a través del aseguramiento de cupos, por parte de las 29 instituciones de educación superior participantes del Programa a lo largo del país.
Desde 2015, la UC ha trabajado con nueve liceos a lo largo del país, cinco de ellos vinculados desde los inicios del programa. A través de tutorías, acompañamiento académico y orientación vocacional, el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) en la Universidad Católica, ha sido el punto de partida para jóvenes que, muchas veces, no veían la universidad como un horizonte posible. En estos diez años, ya son 122 los estudiantes que han ingresado a la UC y ya se cuenta con los primeros egresados, quienes se encuentran aportando al país desde sus profesiones.
En buenas cuentas, no se trata solo de cifras o políticas públicas: es una historia de sueños, resiliencia y transformación real, en la vida de cientos de jóvenes provenientes de contextos vulnerables y diversos.

“Nunca dejes de soñar”
Catalina Román es una de esas historias. Egresó del Liceo Técnico San Miguel, donde se preparó para convertirse en asistente en atención de párvulos. Su paso por el PACE fue solo el inicio de un camino que incluyó pausas, dudas, pero que ha logrado recorrer con la firme convicción de que los sueños pueden concretarse. “Yo les diría a los estudiantes que usen todas las vías posibles para acceder a la educación superior y, lo más importante, que no limiten sus sueños. Hoy más que nunca existen posibilidades”, expresa la actual estudiante de Pedagogía General Básica.
Relata que en su recorrido por la educación media técnico profesional, su liceo buscaba prepararla para el mundo laboral, por lo que su formación de base en matemáticas y lenguaje distaba del que se requiere para cursar la educación universitaria. “Pero aquí me nivelaron, me acompañaron, me orientaron. Lo que marcó la diferencia fue que nunca me sentí sola”, aseguró.
La joven recuerda con especial cariño a Miriam Cea, orientadora de su liceo, quien fue un pilar fundamental durante su proceso, presente en todo el trayecto. En su rol como orientadora vocacional y encargada de sacar adelante este programa en el establecimiento educativo desde su llegada en 2016, la profesional valora que PACE sea mucho más que una política educativa: ha sido un motor transformador. “En educación, uno no siempre ve frutos tan tangibles. Ver a Catalina estudiando en la UC y escuchar su testimonio, fue revitalizador, me confirmó que vamos por buen camino”, comenta emocionada.
Conoce más sobre la experiencia de Catalina Román en PACE UC.
Ese motor que ha empujado a Catalina a seguir adelante es el que ha encontrado en el programa PACE. La frase que la acompañó desde el liceo —“Never stop dreaming” o “Nunca dejes de soñar”— sigue resonando con fuerza en su interior. Catalina es hoy un testimonio vivo de que cuando la universidad se abre a la diversidad, florecen talentos que estaban ocultos por las desigualdades estructurales.
“Yo les diría a los estudiantes que usen todas las vías posibles para acceder a la educación superior y, lo más importante, que no limiten sus sueños. Hoy más que nunca existen posibilidades” - Catalina Román, estudiante participante de PACE y estudiante UC.
“Esto no son solo palabras bonitas”
Esta primera década del programa no ha sido tarea fácil. “Al principio fue un desafío enorme, sobre todo para una universidad como la nuestra, que recibe a los puntajes más altos del país. El desafío era recibir a estudiantes destacados en sus contextos, esforzados y dispuestos a trabajar duro bajo la motivación de llegar a la educación superior, lo que implicaba también que fuese viable su egreso y titulación, es decir, que no solo fuera una vía que hiciera posible el acceso”, explica Catalina García, directora de Inclusión.
A partir de entonces, se dieron a la tarea de buscar un mecanismo, una trayectoria que permitiera la inserción de los jóvenes en este nuevo mundo que se abría para ellos, apoyándoles para disminuir la brecha que existía en múltiples ámbitos. “Pensamos distintas formas y soportes para el acompañamiento, diseñamos una trayectoria de nivelación que yo diría es una característica muy particular del PACE UC, ya que cada universidad está llamada a un mismo fin, pertinente a su realidad y cumpliendo con los estándares de calidad en el proceso formativo”, explica la directora.

Poner en marcha este programa dio pie para tomar acciones osadas en su momento, que implicó un gran desafío y la incertidumbre de no saber si todo el trabajo llegaría a buen puerto. “Lo pensamos con mucha profundidad y responsabilidad, dispuestos a probar algo que creímos que era bueno. Creo que fue una buena decisión. Miro hacia atrás y me emociona ver sus frutos. Creo que fue una innovación curricular muy importante, que es muy valorada por docentes y estudiantes, además de nuestra mirada pedagógica”, dice Catalina García.
El vicerrector académico Mario Ponce, ha acompañado este programa desde sus orígenes. Su propio relato personal, compartido durante la reunión de liceos PACE UC el 19 de mayo recién pasado en el Campus San Joaquín, ilustra el espíritu de esta iniciativa. Doctor en Matemáticas, estudió en un liceo técnico profesional, donde le dijeron que “no iría a la universidad”. Sin embargo, gracias a una beca y al apoyo de un profesor de matemáticas que vio en él un potencial, inició un camino que lo llevó a convertirse en académico, decano y hoy vicerrector de una de las universidades más prestigiosas del país.
"Miro hacia atrás y me emociona ver sus frutos. Creo que fue una innovación curricular muy importante, que es muy valorada por docentes y estudiantes, además de nuestra mirada pedagógica" - Catalina García, directora de Inclusión UC.
En palabras ofrecidas a directores y orientadores de liceos asociados a la UC en este programa, la autoridad agradeció a los presentes abrirse a la posibilidad de hacer posible lo imposible. “Gracias porque nos permiten, como universidad, desplegar lo que realmente nos define en nuestra misión: que todas las personas en Chile tengan la oportunidad de brillar en el conocimiento. Esto no son solo palabras bonitas. Yo soy testimonio de eso. La Universidad Católica siempre me abrió las puertas”.
Sin embargo, en 2014, cuando se discutía la viabilidad del programa PACE, Mario Ponce era uno de los escépticos, “no porque no quisiera que vinieran estudiantes, sino porque queríamos hacerlo bien. Y al principio costó. Pero hoy, mirando hacia atrás, podemos decir que sí resultó. Porque cuando se hace con convicción, con apertura al error, se avanza”.
“Hoy, a pesar de todas las dudas que existieron en un principio, podemos decir con orgullo que sí se pueden hacer cambios cuando hay varias condiciones: una institución disponible, una política pública que apoya, liceos que valoran y abren estas oportunidades a su estudiantado, y estudiantes que son actores activos, absolutamente responsabilizados y empoderados de tomar estas oportunidades”, asegura Catalina García.
"(...) Lo que hace este programa es justamente eso: permitir que estudiantes que antes no habrían ni soñado con entrar a la universidad, hoy lo hagan, cambiando sus vidas en 180 grados” - Mario Ponce, vicerrector académico UC.
Un acompañamiento que cambia trayectorias
Melina Ugalde estudió en el Liceo Gabriel González Videla, ingresó a College en Ciencias Sociales en 2017, continuando con la carrera de Trabajo Social. Fue parte de la primera generación de jóvenes que participaron en el programa PACE con la UC desde la educación media hasta la universidad.
“El PACE fue mucho más que reforzamientos. Me ayudó a vincularme con estudiantes de otros colegios, a tener motivación constante para entrar a la universidad. Y cuando lo logré, el cambio fue enorme, ya que el ritmo de estudio era muy distinto al que acostumbraba. Pero nunca me sentí sola. Los tutores eran nuestra contención emocional, académica y personal”, relata Melina.
Hoy, Melina trabaja en un Programa de Protección Especializada en Maltrato y Abuso Sexual Infantil (PRM), ayudando a niños, niñas, adolescentes y familias vulnerables. Es la primera profesional de su familia y reconoce que, sin el acompañamiento de este programa y de la UC, probablemente no habría llegado a donde está. “A la Melina del pasado le diría que persevere, que cada esfuerzo vale la pena. Porque hoy somos una gran profesional y amamos lo que hacemos”.
“Hablar de PACE es hablar de un antes y un después”
Leandro Santiago llegó a Chile desde Venezuela hace seis años. En el Colegio Horacio Aravena Andaur optó por estudiar administración de empresas con mención en logística, pero siempre soñó con ayudar a las personas. Hoy cursa segundo año de Psicología en la UC, gracias a PACE.

“Ser extranjero es escribir tu historia en una hoja en blanco. Durante la escuela me sentía como un extraño. Pero el PACE fue ese abrazo que necesitaba cuando todo parecía cuesta arriba. Me ayudaron a no sentirme solo, a confiar en que podía. Hoy me imagino trabajando en un hospital, ayudando a otros como me ayudaron a mí”, asegura el joven.
Su historia refleja cómo el programa no solo impacta académicamente, sino que construye comunidad y sentido de pertenencia.
"(...) El PACE fue ese abrazo que necesitaba cuando todo parecía cuesta arriba. Me ayudaron a no sentirme solo, a confiar en que podía" - Leandro Santiago, participante de PACE y estudiante UC.
La voz de los colegios: una alianza transformadora
El impacto del Programa PACE UC se extiende también a las comunidades escolares. Jaime Catalán, director del Liceo Marcela Paz, destaca el trabajo que ha realizado esta institución educativa junto a la UC. “Desde que comenzamos a trabajar en conjunto, hemos visto cómo se abre una ventana para estudiantes que antes no se veían en la universidad. Hasta ahora, 16 estudiantes de nuestro liceo han pasado por el programa, y muchos siguen sus carreras universitarias”.
La red de profesores, orientadores y tutores de PACE es fundamental en esta tarea. Son ellos quienes detectan talentos, motivan vocaciones y acompañan en cada paso. El trabajo colaborativo entre liceos y la universidad ha sido clave para el éxito del programa.

Una misión que continúa
A lo largo de la última década, PACE UC no solo ha aportado al acceso, sino que ha construido puentes de equidad. Y si bien aún existen desafíos, las historias de vida que surgen de este programa dan cuenta de su enorme valor.
“Agradecemos que nos permitan equivocarnos, porque de ello también se aprende. Y lo que hace este programa es justamente eso: permitir que estudiantes que antes no habrían ni soñado con entrar a la universidad, hoy lo hagan, cambiando sus vidas en 180 grados”, concluye Mario Ponce.
Porque cuando la universidad se abre al país y acompaña con sentido, se transforma no solo en una casa de estudios, sino en un lugar donde los sueños se hacen realidad.
El programa PACE de la Universidad Católica está presente en nueve liceos de la Región Metropolitana: Liceo Polivalente Municipal de La Florida, Liceo Indira Gandhi, Liceo Marcela Paz y Liceo Antonio Samoré, todos de la misma comuna; Liceo Betsabé Hormazábal y Liceo Técnico, de San Miguel; Liceo Comercial Gabriel González Videla de Santiago; y el Liceo Técnico Profesional Horacio Aravena Andaur y Liceo Bicentenario Politécnico, ambos emplazados en la comuna de San Joaquín.
En 2024, PACE UC acompañó a un total de 1.650 estudiantes de los 9 liceos de la red PACE, quienes recibieron apoyo durante todo el año en las áreas académica, psicoeducativa y de gestión cultural, además de acompañamiento en la postulación a la Educación Superior. En 2025, son 1740 los jóvenes de tercero y cuarto medio que están participando del programa en nuestra Universidad.