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Los cuatro frentes desde los cuales la UC está aportando al combate de la pandemia


Iniciativas para mejorar la capacidad diagnóstica precoz del virus e incrementar el número de exámenes, la colaboración interdisciplinaria con otras universidades para generar equipamiento, modelos predictivos y también mitigar los efectos negativos sobre la economía, la educación y la salud mental de los chilenos, y el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus, constituyen los principales ejes del trabajo de investigación que se enmarcan en la Mesa Social COVID-19.

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photo_camera Cuatro líneas de trabajo está impulsando la UC para afrontar desde la investigación la pandemia del coronavirus, entre los cuales se incluye una estrategia para incrementar la capacidad de detección y el número de exámenes, el desarrollo de una vacuna y el trabajo interdisciplinario para responder diversos desafíos de la crisis sanitaria.

Cuatro líneas de trabajo está impulsando la UC para afrontar desde la investigación la pandemia del coronavirus, entre los cuales se incluye una estrategia para incrementar la capacidad de detección y el número de exámenes, el desarrollo de una vacuna y el trabajo interdisciplinario para responder diversos desafíos de la crisis sanitaria. Se trata de ejes que forman parte de los diez grandes temas que han sido definidos por la Mesa Social COVID-19, instancia gubernamental que reúne a ministros de Estado, a los rectores de la Universidad de Chile y la Universidad Católica, representantes de municipalidades, del Colegio Médico y expertos en salud, entre otros actores. 

El vicerrector de Investigación, Pedro Bouchon, quien coordina el grupo interdisciplinario de la Mesa Social COVID-19 en la UC, en el que también participan otras universidades chilenas y en el que se busca generar diversos aportes para enfrentar la pandemia desde la investigación, explica que “el objetivo de este trabajo dividido en los cuatro ejes que coordina el rector es entregar una solución integral a las diferentes problemáticas que plantea esta crisis sanitaria, cuyas ramificaciones tienen efectos también sobre otros ámbitos, como la economía, la educación y el transporte público”.

“Esperamos crear lineamientos que ayuden a definir la política nacional para enfrentar esta pandemia, a través de un trabajo interdisciplinario e interuniversitario, en conjunto con la industria y organizaciones no gubernamentales. Los resultados esperados son diversos, desde metodologías de muestreo y testeo, equipamiento, hasta guías para ser aplicadas a nivel comunal, buscando generar aportes concretos, con urgencia”, afirma el vicerrector.

"El objetivo de este trabajo es entregar una solución integral a las diferentes problemáticas que plantea esta crisis sanitaria, cuyas ramificaciones tienen efectos también sobre otros ámbitos, como la economía, la educación y el transporte público”- Pedro Bouchon, vicerrector de Investigación UC

Las cuatro líneas de trabajo se articulan cada una con coordinadores y equipos de trabajo, en las que también participan académicos y expertos de otras universidades, así como también representantes de la industria, organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles. De esta manera, los avances y las medidas impulsadas por la UC son analizadas por parte de los directores de la VRI y los decanos Felipe Heusser de la Facultad de Medicina y Juan Correa de la Facultad de Ciencias Biológicas, y posteriormente canalizadas al rector Ignacio Sánchez, a través del vicerrector de Investigación, para ser compartidas en las reuniones bisemanales que sostiene la Mesa Social COVID-19. 

Este trabajo se suma al documento “Lineamientos éticos en la atención de pacientes en una situación de pandemia”, que ha sido distribuido ampliamente en los servicios de salud del país y que fue impulsado por el rector Sánchez en la mesa.

Mejorar detección del virus

Entre las principales recomendaciones que han dado expertos y entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los gobiernos de los países para enfrentar la pandemia, está la detección rápida de las personas contagiadas, con la finalidad de aislarlas de sus contactos y mitigar la propagación de la enfermedad. 

Por esta razón, la Facultad de Medicina de la UC desarrolló el proyecto “Esperanza COVID-19”. La iniciativa que cuenta con la participación de la Red de Salud UC CHRISTUS y que recibió un aporte de $ 4.500 millones por parte de la compañía minera BHP, considera un sistema de detección masiva y rápida de personas infectadas con coronavirus, el proyecto se implementará a través de los centros de atención primaria en el área suroriente de la Región Metropolitana, en las regiones de Antofagasta y de Tarapacá y alcanzará a una población de más de 150 mil personas. 

Asimismo, el proyecto que es coordinado por la Dra. Blanca Peñaloza del Departamento de Medicina Familiar y que cuenta con la participación de Diego Cosmelli, director de la Escuela de Graduados, incluye la habilitación de un servicio telefónico dedicado 24x7 para la identificación de casos, que podrá atender 10 mil llamados diarios y que permitirá derivar a las personas a tele-consulta u otros servicios. 

El vicerrector explica que el proyecto también constituye un modelo que podría escalarse a nivel nacional y que “al aprovechar eficientemente la capacidad de los centros de atención primaria, se pueden descongestionar los hospitales y servicios de urgencia”. 

El trabajo ya está dando frutos, pues próximamente la UC incrementará la capacidad actual de detección de Chile en más de un 20% con nuevos exámenes procesados en los laboratorios de la universidad. La noticia la entregó el mismo rector Ignacio Sánchez en una entrevista que publicó el Diario Financiero y en la que reveló que se implementarán cerca de 1.000 exámenes serológicos diarios gratuitos para detectar el coronavirus en el área suroriente de Santiago, en Antofagasta y en Iquique, y que se suman a los 5.500 que se realizan actualmente en el país.

Los avances y las medidas impulsadas por la UC son analizadas por parte del equipo de la VRI y los decanos Felipe Heusser y Juan Correa, y posteriormente canalizadas al rector Ignacio Sánchez.

Incrementar el número de exámenes

Otro de los desafíos identificados por la Mesa COVID-19 es la necesidad de aumentar el número de tests para detectar a las personas con coronavirus. Es por esta razón que un equipo de académicos de las facultades de Medicina y de Ciencias Biológicas de la UC, coordinados por la Dra. Sandra Solari y en el que participa María Elena Boisier, directora de Investigación de la VRI, han estado evaluando diversas fórmulas para incrementar las capacidades de detección y procesamiento de los exámenes, analizando las capacidades nacionales y evaluando la aplicación de nuevos tests rápidos masivos en Chile, de acuerdo a lo que ha sido la experiencia internacional.      

Un cuello de botella detectado tiene que ver con la escasez mundial de reactivos para la detección viral, y en Chile en particular ya que dependemos de la importación de éstos. Es por esta razón que académicos de la Facultad de Ciencias Biológicas y de Medicina de la UC están trabajando en un proyecto que nos permita complementar los análisis actuales. El trabajo está siendo liderado por el profesor Rodrigo Gutiérrez junto con Francisco Melo y las Dras. Patricia García y Marcela Ferrés.

La Dra. Solari indica que "el propósito es por una parte aumentar la capacidad de los laboratorios para hacer los diagnósticos" y, por otro lado, dado la falta de stock mundial de reactivos para hacer exámenes de PCR se está evaluando la factibilidad de producir los reactivos.

Enfrentar crisis con enfoque interdisciplinario

Una tercera línea que se está impulsando es el trabajo interdisciplinario para responder frente a los diferentes efectos que ha tenido la crisis sanitaria, sobre la economía, la salud mental, la educación y el transporte, entre otros ámbitos. En esta tarea se han conformado dos mesas: la primera reúne las disciplinas de la biología, medicina, ingeniería y diseño y es coordinada por el académico Pablo Marquet en conjunto con el profesor de la Universidad de Chile Alejandro Maass. En esta instancia participa también Conrad von Igel, director del Centro de Innovación. La segunda mesa agrupa a la economía, la salud mental y la educación y es coordinada por el profesor Raimundo Soto del Instituto de Economía de la UC en conjunto con Manuel Agosin, académico de la Universidad de Chile. En esta línea de trabajo participa Myriam Singer, directora de Artes y Cultura de la VRI.

El profesor Marquet explica que un buen ejemplo del trabajo interinstitucional que se ha desarrollado es lo que ha realizado la línea de modelos predictivos, que ya coordina iniciativas de 15 grupos que están desarrollando una gama de estrategias que permiten apoyar la toma de decisiones. Modelar la efectividad de las estrategias de cuarentena, elaborar modelos predictivos para evaluar las capacidades máximas y críticas del sistema de salud en Santiago y crear estrategias que permitan predecir el número de personas contagiadas con días de anticipación, son algunos de los ámbitos que se están abordando. Se trata de un trabajo que es además complementado con el aporte que hace el académico Pablo Irarrázaval, quien coordina las iniciativas desde la Facultad de Ingeniería.

Paralelamente, hay equipos que trabajan en el desarrollo de equipamientos que permitan apoyar el trabajo de los equipos médicos, como mascarillas y cicladores ventilatorios que logran automatizar el proceso de ventilar un paciente con un resucitador manual (AMBU). Es así como se ha evaluado la adaptación de prototipos diseñados por el MIT y la empresa española Seat, que está produciendo temporalmente estos equipos para los centros hospitalarios.

A esto se suma la iniciativa para desarrollar mascarillas clínicas y enfrentar la escasez de insumos médicos que es impulsada por académicos de la Escuela de Diseño, Arquitectura, la Escuela de Medicina, en conjunto con la red de FabLab de la universidad, la Universidad de Magallanes, instituciones públicas y privadas -como la Posta Central y privadas como Copec y Fosko- y la alcaldía de Puerto Williams en el Fablab Austral. 

Desde el ámbito económico, se están analizando los impactos y estrategias de mitigación que permitan reducir el efecto del coronavirus en la economía nacional. De la misma forma, un grupo de académicos, coordinado por la académica Magdalena Claro de la Facultad de Educación en conjunto con Alejandra Mizala, académica de la Universidad de Chile, está trabajando para entregar lineamientos para la educación escolar a distancia y la vuelta a clases, de manera de afectar lo menos posible el impacto en la formación académica y socioemocional de los estudiantes de colegios como de la educación superior.

Frente a los efectos que puede tener la pandemia sobre la salud mental, como la depresión y el incremento de violencia intrafamiliar, se busca entregar soluciones concretas como por ejemplo implementar manuales u otros que apoyen a reducir el impacto del coronavirus y optimizar las acciones que se implementen en el ámbito de la salud pública, como el cumplimiento de las cuarentenas. Esta línea de trabajo es coordinada por la académica Pía Santelices de la Escuela de Psicología en conjunto con Vania Martínez, académica de la Universidad de Chile. 

El desarrollo de una vacuna

Una “vacuna candidata” que pueda combatir el coronavirus es el desafío que se ha propuesto un equipo de científicos de la Universidad Católica, encabezados por el académico Alexis Kalergis. Se trata de un proyecto en el que también participan investigadores del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia  (IMII) y del Consorcio en Biomedicina (BMRC) y que forma parte de una de las líneas de trabajo que está impulsando la UC en el marco de la Mesa Social COVID-10, y en la que también participa Álvaro Ossa, director de Transferencia y Desarrollo de la UC.

El objetivo es avanzar en la elaboración de prototipos de vacunas con buen desempeño que posteriormente puedan ser evaluadas en estudios clínicos. Si bien los plazos para el desarrollo de una solución efectiva contra un virus pueden variar, se estima que dependiendo del avance de los estudios clínicos, una vacuna podría demorar entre un año y medio y tres años. 

Finalmente, hay un segundo ámbito de acción de esta línea que tiene que ver con estrategias preventivas y terapéuticas para el tratamiento del coronavirus que está comenzando a desarrollarse.
 
   


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